Según un grupo de científicos, chinos y extranjeros, el devastador terremoto que asoló Sichuan el año pasado, pudo haber sido influido por la construcción de una gran presa de la zona.
La presa de Zipingpu, que se encuentra a tan solo a 5.6 Kilómetros del epicentro del seísmo, pudo haber sido un detonante del terremoto, ya que según los expertos, los alrededor de 320 millones de toneladas de agua que alberga la presa podrían haber presionado sobre la base de roca bajo la misma, provocando una serie de pequeñas reacciones que causaron cambios sísmicos significantes, antes de que ocurriera el terremoto.
Pero los científicos están de acuerdo en que la construcción de la presa, que empezó hace cuatro años, no podría haber provocado el desastre natural por sí mismo, pero si podría haberlo adelantado en el tiempo o haber amplificado su magnitud.
Por supuesto esta noticia no ha aparecido en ninguno de los medios chinos, en el acostumbrado mutismo censor del gobierno cuando el tema no les interesa.
Pero no es esa prepotencia, la de creer que se puede manipular a la gente mediante la desinformación, a la que me refería al principio, es la propia prepotencia de le especie la que me preocupa.
China, en este caso, está construyendo numerosas presas hidroeléctricas en el sureste del país, en una región que tiene abundantes recursos hídricos, pero propensa a los terremotos.
En un artículo publicado en la revista china Science Times, dos científicos de la Academia China de Ciencias negaron rotundamente que la presa pudiera haber jugado ningún papel en el desastre asegurando que “la comunidad científica internacional fuera y dentro de china está ampliamente de acuerdo con que la causa del terremoto había sido el movimiento de placas tectónicas” y que ninguna presa podría haber provocado un seísmo de esa magnitud.
Sin embargo existe documentación acerca de un terremoto ocurrido en la India en 1967, de 6.7 grados de magnitud, que mató a 180 personas y cuyo agravante fue la presión una masiva cantidad de agua, según informa el New York Times.
Por un lado el gobierno Chino niega cualquier tipo de remota posibilidad de que la construcción de sus infraestructuras pueda ser motivo de daño, pero por otro ya ha censurado el acceso a varias páginas Web de grupos medioambientales que avisan del peligro de este tipo de obras. ¿Por qué censurar algo que verdaderamente crees que no es cierto?
En mi opinión el problema y la irresponsabilidad del gobierno reside en pretender que sus políticas no perjudican ni suponen un riesgo para sus ciudadanos. Y en estos momentos, no pueden hacerse responsables del haber, de alguna manera, influido negativamente en el mayor desastre natural en décadas, que acabó con la vida de 80.000 personas, y poner en peligro un proyecto que ha costado 750 millones de dólares y que generará 760.000 Kilowatios de electricidad anuales, con su consecuente valor económico.
Pero, y volviendo a la prepotencia humana, jugar a ser dios y creer que tus acciones en el planeta no van a tener consecuencias, es sumamente naive.
Además hay que tener en cuenta que la Tierra estaba aquí antes que nosotros, y ha soportado cambios climáticos y meteoritos, y ha sobrevivido a infinidad de especies extintas, inundaciones y glaciaciones. Los débiles aquí somos nosotros, y los deterioros que provoquemos en nuestro planeta van a volver en forma de desastres que no necesariamente acabarán con él, pero sí con nuestra especie.
Así que en el fondo, deberíamos preocuparnos menos en embarcarnos en construcciones faraónicas que nos traigan beneficios a corto plazo y más en asegurarnos que esas construcciones no van a acabar con la humanidad antes de lo previsto.
Es bastante egoísta pensar en lucrarse rápidamente y que los que vengan después que se las apañen, porque tarde o temprano todos vamos a tener que asumir nuestras responsabilidades.
Y, egoístamente hablando, espero no estar aquí para comprobarlo.
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