miércoles, 4 de febrero de 2009

Aires de Cambio (31 de Enero de 2009)

Pese a lo que le pueda parecer al resto del mundo, el gobierno Chino se ha llevado bastante bien con el hasta ahora presidente de los Estados Unidos George W. Bush.

El cambio de presidencia ha traído buenas esperanzas para muchos, pero no para todos.

El caso es que el gobierno Chino no está especialmente entusiasmado con Barack Obama. La razón: los tintes proteccionistas que sobrevuelan las políticas del 44º presidente de la, hasta ahora, mayor potencia mundial.

Y es que en los duros tiempos que corren para el país americano, Obama ha anunciado varias medidas encaminadas a promover el mercado interno y la creación de empleo dentro del territorio nacional, lo que tiene bastante preocupados a los chinos, que hasta ahora han estado produciendo millones de bienes de consumo en su territorio y exportándolos a los EE.UU., encontrando en ellos el mayor comprador de sus exportaciones, que es básicamente lo que ha mantenido el increíble crecimiento de esta economía asiática en los últimos años.

Por poner un ejemplo, The Guardian apunta que en todos los proyectos de infraestructuras, que se beneficiarán de los 825.000 millones de dólares que conforman el plan de estímulo de la economía, se nutrirán de acero americano, y no chino o surcoreano como hasta ahora.

Igual que ayer decía que EE.UU. no puede, o no debe, pedir a China que deje de intervenir en la devaluación de su moneda, es imposible que al nuevo presidente Obama, que se ha encontrado con un panorama poco alentador a su entrada en la Casa Blanca, es imposible pedirle digo, que no mire primero por arreglar la desastrosa situación económica de su país, e intente promover medidas que la ayuden a salir a flote desde dentro, aunque eso suene a proteccionista.

Por otro lado, el Primer Ministro Chino Wen Jiabao, a su paso por el foro de Davos expresó su preocupación por este tipo de medidas declarando que “el proteccionismo no sirve para nada más empeorar y prolongar la crisis”.

En cualquiera de los casos, las declaraciones son muy correctas, pero China es el primer país que ha decidido emplear su mercado doméstico como red de seguridad ante la recesión mundial, y su propio plan de rescate económico está basado en el desarrollo de infraestructuras nacionales.

Se están sintiendo aires de cambio desde la política de EE.UU hasta los mercados internacionales, y mientras a unos les trae esperanza otros reciben una sensación de frío y preocupación por lo que estos cambios puedan traer.

Mi única conclusión es que en estos momentos un parón en los flujos del comercio mundial pueden ser desastrosos para el desarrollo de la nueva era de globalización como la entendemos, pero lo que no es realista es pensar que en los difíciles momentos de crisis, cada uno vaya a preocuparse por los demás antes de por si mismo.

Interactuar unos con otros está muy bien, pero lo primero es lo primero, y no me puedo encargar de crear trabajos en el otro lado del planeta, aún a precios muy competitivos, cuando mis propios ciudadanos están engordando día a día las listas del paro.

Nos enfrentamos a una cuestión de superviviencia, y la caridad en estos casos queda relegada a los momentos de bonanza.

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