lunes, 2 de febrero de 2009

Petardeando (27 de Enero de 2009)

La noche del 25 había que darle la bienvenida al año del Buey, y como buenos pekineses de adopción decidimos participar de la locura colectiva que se apodera estas fechas de los chinos y salimos a la calle a tirar unos petardos.


El día anterior ya pude ver como mis vecinos del barrio hacían acopio de provisiones lúdico-explosivas en las numerosas tiendas habilitadas para este fin. Normalmente utilizan locales que ya están en funcionamiento, y durante estos días diversifican negocio y se pasan a los petardos.


Pero como la demanda siempre se supera a sí misma, este año hemos podido ver una nueva modalidad de distribuidor: Los barracones.









Y la manera en la que algunos cargaban, cómo no sus bicicletas, con cajas de petardos de asombroso tamaño.





El caso es que nosotros decidimos acercarnos a Gulou, la plaza de las torres del Tambor y la Campana, para celebrar allí las 12…. No nuestras acostumbradas campanadas sino muchas más explosiones.


He de decir que una de las torres alberga en su interior la mayor campana del país, de ahí su nombre, y que aunque ya no da las horas como antaño, sí que se toca a las 12 de la noche del último día del año lunar. Dicen los ancianos del lugar que antes se podían oír las campanadas en todo Pekín anunciando el nuevo año. Pero luego llegaron los petardos y ya no hay manera de oír nada más allá del ensordecedor estruendo, lo más parecido a un campo de batalla que yo conozco.


Como mis vídeos son ensordecedores, os dejo el link al que grabó un corresponsal de The Guardian esa misma noche en Gulou, que es más armonioso.



El problema es que los pekineses no tienen mucho cuidado con cómo y dónde tiran los petardos y los fuegos artificiales, y por toda la ciudad se podían ver calles cortadas por espontáneos armados con munición multicolor que se plantaban en medio de la carretera haciendo que los coches se tuvieran que parar a esperar…. Bueno, no todos se dejan achantar.





Pero cuando volvíamos la calle que llega a Gulou ya se había convertido en unas barricadas y los coches pasaban con cuentagotas, haciendo además imposible coger un taxi.




Recordemos que en 2006 se levantó la prohibición en Pekín de poder tirar petardos en el centro de la ciudad, y ese año se les fue de las manos: sufrimos de 2 semanas ininterrumpidas de bombardeos y chisporroteos. Este año, yo creía, y más que creer esperaba, que con la crisis y con el paso de los años la celebración fuera a ser más comedida. Pero según datos del China Daily, los Pekineses han gastado este año 639 millones de Yuanes (unos 70.400.000 euros) en compras y preparativos para las fiestas, un 13.4% más que el año anterior.


No se cuanto de este dinero habrán empleado sólo en petardos, pero si os puedo decir que en la capital la noche del 25 se recogieron 68 toneladas de restos y residuos de estos explosivos.


Y para muestra un botón: Así quedó el patio de mi casa (que es particular, y cuando llueve se moja como los demás) esa misma noche y la mañana siguente:









Pero lo peor no acaba tras esa noche, en la que todos estamos celebrando, lo peor llega cuando días después, nos siguen despertando cada mañana, a eso de las 8, con nuevas explosiones que callan a su hora de comer, (a eso de las 12 o 1) y que se reanudan una vez pasada la hora de las siesta y hasta altas horas de la noche.


Pero si he de decir que aunque cargado, el ambiente está más calmado que años anteriores. Yo sólo espero con ansias el día que cierren el barracón-distribuidor autorizado de delante de mi casa, porque hasta entonces los vecinos seguirán vaciando sus bolsillos de Yuanes y llenándolos de petardos. Y es que esta manera de celebrar no es especialmente barata y los chinos en su desmesura son capaces de gastar lo equivalente a un sueldo medio, unos 3000 yuanes (unos 330 euros) sólo en estos ruidosos explosivos.


Y ahora mismo con lo que suena a contienda de fondo os deseo un Happy Year. Y es que algún chino espabilado ya ha hecho un juego de palabras con “niu” que en mandarín significa vaca, buey, (el año en el que entramos) y que se pronuncia igual que “nuevo” en inglés. Así que aprovechando la lucidez despido mi primer post del año del buey con buenos deseos para todos.


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