jueves, 30 de abril de 2009

Siesta China

Una de las cosas que más ilusión me hizo al legar a China, fue ver que, a diferencia de nuestros vecinos europeos, la gente de este lado del mundo también se dedica a la sana actividad de la siesta.


Es curioso como un detalle tan mínimo como este puede hacer que encuentres puntos en común con gente tan diferente a ti en tantos sentidos, y que te sientas, de alguna manera, en casa en el otro lado del planeta.


Pero, claro está, la siesta china es diferente al a española.


Para empezar, los chinos han desarrollado la capacidad de dormirse hasta en el palo de una escoba, lo que hace que sus siestas sean bastante más fáciles de poner en práctica.


Y además, los trabajadores de las empresas, con una hora para comer, se afanan en terminar su comida rápido para poder volver a las oficina y dormir una pequeña siesta, porque además ellos hacen la versión sana y duermen una media hora. Como decía, de vuelta en la oficina, los chinos simplemente cruzan los brazos sobre la mesa y se apoyan en las manos, y tal que así, sin más, se duermen. Es muy común también ver a algunas chinas con sus mesas adornadas con peluches, o incluso un cojín, que usan como almohada para este menester.


Debido a esta práctica que a mi me resultó un poco chocante la primera vez que la vi, las oficinas de las empresas chinas se vuelven extremadamente silenciosas a eso de la 12.30 o 1, ya que la mitad de la plantilla está tranquilamente echada sobre la mesa echando un sueñecito.


Pero fuera de la oficina, el tema se pone un poco más complicado. Aún así los chinos no se dejan amedrentar por las adversidades del entorno. Si hay una mesa cerca, o en su defecto el mostrador de la tienda o el restaurante en el que trabajen, hacen la táctica oficina de brazos cruzados y cabeza apoyada, sino, se acurrucan en cualquier esquina, que encuentran y ¡a dormir!


El otro día pasaba por Gulou, la torre del tambor, punto de salida de los tours con ricksaw (esas bicicletas con carrito tiradas por chinos pedaleando) que te dan una vuelta por los hutongs de Hou Hai y alrededores cuando me encontré con esto.




Quieras que no, aunque parece algo aparatoso, es más o menos cómodo. Pero pocos días después, volviendo a mi casa, me encontré a estos dos trabajadores, que ni cortos ni perezosos habían encontrado una forma, para mi percepción un tanto incómoda, de no perderse la siesta.




¡Y es que todo sea por no perder las buenas costumbres!



martes, 28 de abril de 2009

Los chinos ¿Bajitos?

Generalizar cuando se habla de los chinos, es más que arriesgado. Es comprensible, que en un país de 1300 millones de almas y una extensión más grande que toda Europa, hacer de una observación un hecho, tiende a ser poco certero.

Pero aún así, en occidente tenemos la concepción de que ¨los chinos son bajitos¨
Como cualquier generalización, este apunte es incorrecto, pero en este caso, como en muchos otros, el tópico tiene una explicación razonable.

Ya he hablado en otras ocasiones de las grandes diferencias entre los chinos (por que eso de que los chinos son todos iguales es otra mentira tan grande como la catedral de burgos, o por usar un elemento local, como la plaza de Tiananmen) El caso es que existen muchas diferencias entre los habitantes del norte y el sur de china, empezando por sus costumbres, su alimentación, sus rasgos, su apariencia, y por supuesto, su altura.

Los Chinos del norte son bastantes más altos de media, que los chinos del sur, y es este hecho el que ha llevado a equívoco a los pobladores del otro lado del mundo.

Resulta que la mayoría de los chinos que han llegado a los países europeos o americanos desde hace décadas, han resultado ser del sur de china, por lo que se puede decir que son normalmente de estatura limitada. Y por esto tenemos la percepción de que los chinos son bajitos.

Pero, ¿y por que los chinos que llegan a Occidente provienen del sur y no del norte? aquí entra en juego una peculiaridad cultural y una tradición china.

Según la costumbre en el norte de China, los hijos no deben embarcarse en largos viajes hasta que sus padres hayan muerto, ya que de lo contrario, la incertidumbre y la ausencia del vástago preocuparía y entristecería a los progenitores. Por ello, lo chinos del norte de épocas pasadas, evitaban viajar a largas distancias.

Para acabar con este tópico incierto hoy os traigo la historia del recientemente hallado el hombre más lato del mundo.

La BBC publicaba este mes de Abril la historia de bla que fue, por casualidad, hallado el hombre más lato del mundo.

Zhao Liang llegó a un hospital de Tianjin para tratarse unalesión en el pie, cuando los médicos que le midieron se dieron cuenta que era más alto que el actual hombre considerado el más alto del mundo por el libro Guiness de los records.

Y es que Zhao Liang mide nada más y nada menos que ¡2.46 metros!


Este chino de 27 años le saca unos 10 cm a Bao Xishun, curiosamente otro ciudadano chino, que con 2.36 metros de alto fue reconocido como el más alto del mundo por el comité Guiness en 2005.

Os dejo con el cuadro comparativo de la BBC.


Este gráfico, que compara, a los hombre más altos del mundo con el chino medio
Bao Xishun (2.36) : el hombre más lato reconocido por el Guiness
Zhao Liang (2.46) : el recién descubierto hombre más alto, pero pendiente de verificación por el Guiness
Robert Pershing (2.72) : el más alto de la historia
Y el Chino medio que mide 1.73 m

lunes, 27 de abril de 2009

Sube a la Muralla

Un hombre, no es un hombre de verdad si no sube a la gran muralla. Estas palabras de Mao presiden la entrada al monumento nacional Chino a su paso por Badaling, la sección más turística de la muralla en Pekín.


Sea cierto o no, creo yo que los chinos lo han tenido muy fácil para eso de llegar a ser un hombre de verdad, dada la extensión de la muralla, que hasta ahora se estimaba que medía unos 6.300 Km.


Y digo hasta ahora, por que un estudio reciente, que ha hecho uso de los avances tecnológicos de nuestra era, ha descubierto que la muralla es bastante mas larga de lo que se pensaba. Bueno, bastante más larga, pensaréis vosotros, habrán descubierto un par de kilómetros más. Pues que va señores, los infrarrojos y el GPS han desvelado 2.551 Km de muralla que permanecía escondida al orgullo nacional.


Con lo que la longitud actualizada del monumento se pone en 8.851 Kilómetros.


¿Pero, como han podido permanecer en el anonimato estos más de 2.500 Km? Pues al parecer, los tramos descubiertos que pertenecen a la Dinastia Ming (que reinó en China de 1368 a 1644) se habían ocultado con el paso de tiempo y las tormentas de arena.


Pero hay que saber que la llamada Gran Muralla, o como la conocen los chinos “La larga muralla de los 10.000 Li” (medida china que equivale a medio kilómetro) y que fue proclamada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987, no es de facto una sola pieza, sino que es una serie de murallas y barricadas de tierra que se empezaron a construir en el siglo 5 Antes de Cristo y que se unieron por primera vez bajo el mandato de Qin Shi Huang allá por el año 220 de nuestra era, según apunta la BBC en su artículo dedicado al hallazgo.


Lo curioso de la muralla, es que aun siendo simplemente una muralla cambia según el paisaje. Yo he podido verla en varias secciones turísticas de Pekín, bien restauraditas para que ningún turista se rompa un tobillo; en Qinhuangdao, al norte de la capital, donde la muralla se une con el mar; y a las afueras de Pekín, tras una caminata de 7 horas por montañas y parajes increíbles, donde todo lo que queda de la otrora magnífico icono arquitectónico en un par de torres semiderruidas y un montón de piedras que recuerdan que un día fueron el nexo de unión entre las torres.


La Gran Muralla a su paso por Badaling

Una de las secciones más turísticas a las afueras de Pekín

Restaurada recientemente sepenteando entre las montañas

La Gran Muralla se une con el mar en BeiDaiHe

La Gran Muralla en un tramo salvaje en las montañas

Una de las tres torres en el tramo salvaje

La vista desde la ventana de una torre en las tres diferentes secciones
De izquierda a derecha: Badaling, Beidaihe y la sección salvaje


Pero allá donde la veo, siempre me vuelve a la mente lo grandioso de la obra, no por su belleza, porque en el fondo es una muralla, pero por el pensamiento de que cuando esta gente de este lado del mundo estaba muriendo para construir semejante barrera, en Europa andábamos aun en pañales.


Pero volviendo al descubrimiento en si, dándole un poco la razón a Mao, con más de 8.000 Kilómetros disponibles, efectivamente el hombre que no suba a la muralla no es que no sea un hombre de verdad, es que es un vago redomado.

Trabajos de Chinos

Con la ingente población del país asiático, el gobierno tiene una ardua labor al tener que proporcionar trabajos a todos. De hecho el famoso y necesitado 8% de crecimiento, como mínimo, que los dirigentes aseguran que necesita el país, se debe a que esta es la cifra, según la cual podrían seguir creando puestos de trabajo para que la gente no esté descontenta y puedan seguir manteniendo la tan codiciada como virtual sociedad armoniosa.

Pero al tener que proporcionar trabajo a 1.300 millones de personas, no todos obtienen trabajos deseables.

Por ejemplo, esta semana he visto cada día en el metro a un chico, y digo chico por que no tendría más de 25 años, cuyo trabajo consiste simplemente en estar de pie al lado de una escalera con el brazo extendido indicando, sólo con su gesto, que por ahí se puede bajar a los andenes de la línea 10. Exactamente el mismo trabajo informativo que hace el barato y perpetuo cartel que tiene justo encima de su cabeza, pero en vez de una flecha, él usa su brazo. Claro está que el cartel no se cansa, pero su brazo sí, así que ha desarrollado la técnica de apoyar el brazo en la barandilla de las escaleras para que su arduo trabajo sea menos cansado. Y ya sin bromas, estar de pie y con el brazo estirado 8 horas tiene que ser extremadamente cansino, además de aburrido.

Otro chaval de más o menos la misma edad, tiene un trabajo un poco más complejo: de pie junto a una escalera mecánica y armado con un megáfono, su principal tarea es enseñar a los usuarios de este transporte público de Beijing, que al subir por las escaleras, la parte de la derecha es para pararse y la de la izquierda para subir andando. Y aunque parezca increíble, los chinos aún no lo tienen muy claro. Es más que común subir por una escalera de este tipo, y que ambos lados estén colapsados con gente. Así que este pobre chaval, tiene que estar muy atento, y cada vez que alguien se para en el lado izquierdo de la escalera, tiene que coger el megáfono y gritar algo así como "la parte de la izquierda es para seguir subiendo, para quedarse parado muévase al lado derecho".

Algo parecido ya ocurrió en los meses previos a los JJ.OO. En los meses previos a los JJ.OO. las paradas de metro y de autobús estaban flanqueadas por empleados vestidos con un llamativo uniforme amarillo que, también a golpe de megáfono, intentaban instruir a la gente para que dejaran salir antes de entrar, en el caso del metro, y para que aprendieran a hacer y respetar la cola en ambos transportes públicos. He de decir que aunque sigue habiendo algún que otro listo y algún otro despistado, parece que van acostumbrándose a ello.

Y es que los Juegos han traído muchos cambios a la capital china. Por ejemplo, los inútiles escáneres por los que hay que pasar el bolso cada vez que entras al metro y de los que ya hablé hace unos meses. Las instalaron con motivo de los JJ.OO, por razones de seguridad, pero una vez pasado el evento deportivo debieron pensar “Bueno, ya que las hemos comprado, vamos a amortizarlas”, así que las han dejado ahí. Además cada máquina supone al menos 4 puestos de trabajo, por que en cada una tiene a dos guardias de seguridad detrás de la pantalla y a otras dos en cada acceso del metro para asegurarse de que la gente obedece y pasa sus pertenencias por el aparato.

En fin, una vez que has creado 4 puestos de trabajo por cada máquina en cada entrada del metro, multiplicada esa cantidad por el número de paradas de todo la red de este transporte público, es más fácil mantenerlos en su trabajo, que echarlos a la calle y tener que crear, e inventarse, nuevos puestos adicionales.

La verdad es que es una jugada redonda, porque además de mantener a gente empleada, das la virtual sensación de seguridad. Y digo virtual, por que en mi opinión esta medida es solo de cara a la galería y carece de toda efectividad real.

Por ejemplo, el otro día me llegaba este mensaje de una amiga mía:
"Es increíble como tienen todos estos escáneres (en el metro), y aun así tengo a un tipo de pie a mi lado que lleva una sierra gigante en la mano. ¿Que están escaneando entonces?"

Y es que yo ya he aprendido que ni siquiera hace falta pasar por el escáner si no quieres, yo paso por al lado de una de las guardias de la puerta, abro el bolso y se lo enseño, ella mira dentro sin muchas ganas y me dice que pase con desdén. Yo tiendo a llevar bolsos bastante grandes, y creedme que con el rápido y desinteresado vistazo que le echa la somnolienta guardia, podía llevar en el fondo del bolso un cargamento de dinamita que nadie se iba a dar cuenta.

¡Pero todo sea por no mandar a todos esos ciudadanos al paro!

Cazado en Pijama

Si hace tiempo os hablaba de la tendencia de los chinos de pasear en pijama por la calle, hoy os traigo una pruba de ello.

El otro día en una oficina del Banco de China me encontré a este señor, tan cómodo él, haciendo una llamada desde la sucursal bancaria.


El señor con traje (en gran contraste) es el manager del banco, que se apresuró a infromarme de que no se pueden hacer fotos dentro de las instalaciones del mismo... y eso es algo que yo ya se... pero es que frente a semejante estampa no pude resistirme.

sábado, 18 de abril de 2009

miércoles, 15 de abril de 2009

Multitudes que Anuncian Tormenta

Si bien es cierto que en todos los países del mundo, especialmente en España, siempre se forman pequeños atascos en las carreteras cuando hay un accidente porque los conductores del sentido contrario movidos por un morbo que yo no entiendo, deceleran para mirar a ver que ha pasado, también lo es que las aglomeraciones de curiosos en China no se limitan sólo a este tipo de situaciones.

Los chinos son... digamos… bastante cotillas y en cuanto pasa algo en la calle inmediatamente se forma un corro de unas 15 o 20 personas que miran muy de cerca para poder ver que es lo que ocurre.

En un cruce cercano a mi casa, los fines de semana siempre se paran uno o dos coches de policía para hacer controles rutinarios. Pues a esas mismas horas siempre hay un nutrido grupo de espectadores alrededor, como el que está en el sofá de su casa viendo la telenovela de turno.

Pero es que un día, pasaba yo por allí, y había un señor mayor, que no contento con su papel pasivo de espectador decidió pasar a la acción y participar del control. Así fue que cuando el policía salió de registrar la parte del copiloto y se dispuso a mirar los papeles del conductor, el señor, se acercó hasta la puerta abierta del coche y metió medio cuerpo dentro para ver si encontraba, supongo yo, algo que se le hubiera pasado por alto al agente.

Como esta, he presenciado muchas otras sorprendentes estampas. Otro día, en un Hutong, un coche se había chocado con un biciclista, y digo chocado y no atropellado porque el biciclista en cuestión estaba en pie echando venablos por la boca contra el conductor del vehículo, y allí, alrededor, una multitud esperaba a que la policía se personase. Hay que tener en cuenta que en China no es como en España, que cuando hay un choque leve, se retiran los coches al arcén, en China, por muy leve que sea el golpe, los vehículos no se pueden mover ni un milímetro hasta que legue la policía y decida quien es el culpable.

Pero lo curioso, es que los chinos no miran desde lejos, no. Ellos se acercan mucho, mucho, tanto que hay veces que no es posible ver que es lo que pasa en el centro del tumulto.

Hoy por ejemplo ha habido un accidente en una calle cerca de Gulou, la torre del Tambor, en el centro de la ciudad. Al parecer, por lo que he podido ver in situ, un coche, se ha saltado una valla en un cruce, metiéndose en sentido contrario y chocando contra otro que venía circulando por el lado correcto de la vía.




Como de costumbre una gran cantidad de viandantes se había parado a contemplar la escena. De hecho, en este momento alguien me acaba de llamar para decirme que ahora mismo, horas después, están retirando el segundo coche y todavía hay un grupo de gente congregada entorno a la grúa de policía.

Pero yo creo que la mejor, o más increíble que he visto fue una que ocurrió en esa misma calle del centro. Caminaba por la acera, cuando de repente empecé a ver una cantidad de gente increíble apostada a los lados de la carretera, pegada a los cristales de las tiendas, con los coches parados en las vías de servicio, sentados en sus bicicletas en medio de la calzada, vamos, que faltaba un señor gritando eso de “chicles, pipas, caramelos, palomitas”.

Era tal la cantidad de gente que me pensé que iba a pasar por allí una cabalgata o algo por el estilo, porque allí no había nada, ni accidente, ni disputa, ni nada fuera de lo normal.

Pero de repente, circulando en dirección contraria a gran velocidad y con las sirenas encendidas, aparecen 4 coches de policía y un furgón de los SWAT (con metralletas y uniforme de antidisturbios espeluznante incluidos), se bajan todos de los vehículos y se dirigen hacia la puerta del Mc Donalds de donde sacan del brazo a un señor de mediana edad, bien vestido con sus pantalones de pinza y su polo, y lo llevan hasta un taxi que está parado en la acera de enfrente donde el conductor esta gritando algo incomprensible para mi.

Desde luego la escena era de película de Hollywood pero por allí no había ninguna cámara. Yo, intentando digerir la experiencia, en ese momento pensé varias cosas. 1º ¿Cómo sabía toda esta gente que iba a pasar algo?, pero asumí que me había perdido la primera parte de la historia, y 2º ¿Tanto SWAT con metralleta y tanta sirena para aquel señor que ni siquiera puso resistencia?

Eso fue hace más de un año, y por aquel entonces la barrera que supone el idioma, me impidió enterarme de que es lo que había pasado. Además, en cuanto los chinos, o la policía ven que hay algún extranjero prestando atención a algún tipo de suceso, rápidamente empiezan a hacer aspavientos haciendo entender que allí no hay nada que ver y que es mejor que te marches, lo cual supone una fuerte contradicción con el grupo de chinos mirones que se encuentran alrededor.

Pero, desde aquel día aprendí, que siguiendo el sabio refranero español que dice que cuando el río suena agua lleva, aquí en China, cuando hay un grupo de más de tres chinos juntos es que algo pasa, seguro.

lunes, 13 de abril de 2009

Bodas Colectivas

Hace algún tiempo hablaba de cómo se estila hacer el álbum de las fotos de boda en China.


Aquí muchas parejas se casan primero por lo civil (o por lo comunista, como se quiera) y una vez que tienen la bendición del Partido, empiezan a ahorrar para celebrar la fiesta y hacerse las fotos.


El tiempo que transcurre entre que se oficia la boda hasta que se toman las fotos y se celebra la fiesta pueden ser meses o incluso años, dependiendo de lo ricos o pobres que sean los novios.


El caso es que con la llegada de la primavera, y los árboles rebosando de preciosas flores, los parques se han vuelto a inundar de parejas de novios posando para los fotógrafos profesionales.


Pero este fin de semana he visto algo que no había visto antes. ¡Los llevan en furgonetas hasta los parques! Está todo tan organizado, que la misma empresa les alquila los trajes, (al novio y la novia) que siempre van ambos de blanco, y es más para abaratar costes supongo, organizan tours de varias parejas y les llevan hasta la entrada del parque.





Por ejemplo, esta pareja espera pacientemente a que los otros terminen su sesión frente a un cerezo en flor.





Cómo podéis apreciar esta, vaya usted a saber si recién casada o no, lleva sus vaqueros y sus zapatos bien cómodos debajo del (rellénese con el adjetivo que a cada uno le dicte su gusto) vestido de novia.



Desde luego, pensaba yo, que esto no te tiene que hacerte sentir nada especial. Se supone que el día de tu boda (o en este caso en el que te hagas las fotos para la prosperidad) tú eres la protagonista.


Pero en este caso ¿Y si la otra novia es más guapa que tu? ¿Y si el otro novio te gusta más?


Yo creo que en el fondo me convence más la forma tradicional de boda- fotos- fiesta todo concentrado y en el mismo día.




De Rally por China

Es por todos conocida la fama de temerarios de los taxistas pekineses. Cuando un extranjero llega a la capital china y se monta en un taxi, la primera impresión que se lleva es que va a morir antes de bajarse del coche.

Es cierto que los chinos tienen una manera distinta de conducir, más defensiva que ofensiva, y que son mucho más calmados al volante que, desde luego los españoles, pero además hacen más maniobras imposibles que los conductores de otros países del planeta, o pirulas que se dice comúnmente.

Pero esto no es lo único curioso de los taxistas en Pekín. Si tu te subes con prisa y le dices, “Mire llego tarde, así que por favor vaya un poco más deprisa”, ni cortos ni perezosos en ese mismo momento te contestarán “Si quieres ir rápido vete en metro”. A lo que claro, no sabes que contestar porque te quedas pasmada en el sitio. Y esto no es algo que haya oído una vez ni dos, es una contestación más que habitual.

Por ejemplo ayer, volvíamos de ChaoYang, un parque enorme en el centro de Pekín, que por cierto acogió los eventos de volley playa y algunos de tenis durante los JJ.OO. del verano pasado, cuando un taxista se empeñó en que nos fuéramos en metro porque íbamos a tardar menos.

Es más, nos dijo que iba a haber mucho atasco cerca de nuestra casa y nos llevó hasta la parada de metro más cercana y paró el coche. Le tuvimos que insistir en que por favor siguiera a delante y nos llevara hasta nuestra urbanización.

¿Es que tan pocas ganas tienen de trabajar? ¿Por qué ese empeño de tirar piedras contra su propio tejado instando al cliente a que utilice el transporte público?

Pero a veces en los taxis, esas veces en que se dignan a llevarte hasta tu destino, también se aprenden cosas interesantes.

Yo, que no sigo las noticias deportivas en absoluto, me he enterado, gracias al espacio publicitario del asiento del copiloto, que este próximo fin de semana (del 17 al 19 de Abril) se dan cita los grandes de Fórmula 1 en Shanghai, en el Gran Prix de China.



Y como veis ahí está nuestro Alonso, pero claro está, con su nombre chino. Y es que aquí todo el mundo recibe un nombre acorde con la pronunciación local.

En este caso a Alonso, y a su Renault, le han dado un nombre fonéticamente parecido a como se pronuncia en castellano, es decir su nombre no tiene significado sino que es una traducción fonética.

De esta manera, a Fernando Alonso, los chinos le llaman 阿隆索 (que se pronuncia A Long Suo) y a Renault lo llaman 雷诺 车队 (que se pronuncia Lei Nuo Che Dui). Los últimos dos caracteres simplemente hacen alusión a que Renault es una escudería.

Así que cómo dirían los chinos: 阿隆索加油!A Long Suo Jia You! (¡A por ellos Alonso!)

Sindrome de Peter Pan

Alguna vez he comentado lo infantiles que pueden llegar a ser algunas chinas, sufren una especie de síndrome de Peter Pan que las debe impedir madurar, tanto que una vez creciditas y con coche, deciden decorarlo cómo si todavía fueran quinceañeras… o incluso párvulas.


Pero hoy os traigo una prueba que ilustra perfectamente lo que quiero decir. Este fin de semana me he encontrado con esto:







El coche estaba aparcado al lado de este FOTEL, sea lo que sea lo que eso signifique, porque aunque he intentado buscarlo en internet y le he preguntado a nativos ingleses, nadie lo tiene muy claro… que cada uno saque sus propias conclusiones…



Pero este mismo finde semana, me he cruzado con otra versión bastante más moderada. Aunque la foto no se ve muy bien por el reflejo del cristal, os podéis hacer una idea:


Y es que a veces parece que las chinas viven en el mundo de Nunca Jamás.



viernes, 10 de abril de 2009

Pekín Efímero

Hace un par de semanas encontré en Nanluoguxiang, un conocido y transitado Hutong del centro de Pekín, una pequeña tienda. Más que tienda era un tenderete, pero con paredes, en el que un señor muy simpático hacía unas tartitas con diferentes rellenos que olían estupendamente.

Aprovechando la coyuntura, y el descubrimiento, grabé un vídeo para dedicarle un post a las exquisitas tartitas de crema que probé. Pero al llegar a casa, a la hora de editar el vídeo, no me gustó nada como había quedado así que decidí volver pasados unos días para comprar más tartitas y repetir el vídeo.

Cual fue mi sorpresa cuando, al llegar al diminuto Hutong en el que estaba la diminuta tienda, me encuentro con un diminuto local vacío.

Y es que esto es algo que tiende a pasar muy a menudo en la capital China. Innumerables ocasiones, hasta que me lo aprendí claro, entraba en una tienda, veía algo que me gustaba, pero decía, bueno no lo voy a comprar ahora, ya volveré… y cuando volvía, esa tienda de ropa se había convertido en un sitio de zumos, que más adelante se diversificaba negocio vendiendo también flores, y hasta calcetines.

Eso si, no os fiéis de los carteles porque, como son conscientes de los inestables que son aquí las empresas, hay quienes no se gastan dinero en cambiar el letrero del local, por lo que la tienda de zumos seguirá luciendo el cartel de la tienda de ropa durante meses.

Pero creo que cuando más rabia me da esto de vivir en una ciudad tan cambiante y efímera como Pekín, es cuando lo que cierra son los restaurantes que frecuento.

Muchas noches nos hemos acercado hasta el restaurante de turno que más nos apetecía, y… ¡que decepción! Puertas cerradas, o cambio de dueño y de cocineros (no de decoración), lo que lo convierte en un sitio antagónicamente distinto.

Hay otra alternativa, y es que el edificio esté recién derruido y una cuadrilla de afanosos trabajadores esté currando día y noche para levantar otra estructura, que por increíble que parezca, estará lista pocas semanas después, borrando todo rastro del negocio anterior.

Es más, una conversación común entre los que vivimos en Pekín incluirá la duda de si el sitio que se propone seguirá en pie o no. Por poner un ejemplo de la conversación tipo, el otro día nos proponíamos elegir un restaurante para ir a cenar y el procesó de elección fue algo así.

- ¿Dónde podemos ir?
- Pues podemos ir al ¨Sweet and Sour¨ de Andingmen.
- No, lo intentamos el otro día y lo han cerrado.
- ¿Y el de la provincia de Xinjiang del Hutong de detrás del metro?
- No, lo cerraron antes de los JJ.OO. y mandaron a toda la familia de vuelta a su provincia.
- Pues podemos probar uno nuevo entonces.
- ¡Ah! Yo conozco un vietnamita muy bueno en Gulou… ero la última vez que estuve allí fue el año pasado, así que no se si seguirá abierto.
- Bueno, podemos intentarlo.

Esa noche, a diferencia de otras, tuvimos suerte, y el vietnamita, muy bueno por cierto (la reseña aquí), estaba abierto y regentado por la misma gente.

Pero si se piensa bien, esto también tiene su lado positivo, y es que en su calidad de capital sorpresiva, aunque siempre andes por las mismas calles, cada vez encontrarás algo nuevo a tu paso.

Pero si queréis un consejo, nunca pospongáis nada en Pekín. En un sitio tan en movimiento constante como este, hacer vuestra la máxima de “no dejes para mañana lo que puedas comprar hoy” que por cierto se la debió inventar Deng Xiaoping como parte de su reforma económica de hace 30 años… y desde entonces nada ha vuelto a ser igual en la ciudad imperial.

miércoles, 8 de abril de 2009

Ratas, Monos y Perros

Hoy, mientras caminaba hacia la salida de mi urbanización, me he encontrado con esto:


Las tres bolitas azules son concentrado de matarratas. Aunque he de decir que nunca he visto una rata en los alrededores, si que he visto un hurón correteando suelto, por extraño y peligroso que eso parezca.


El caso es que viendo la deferencia de los chinos de mi urbanización, que se toman la molestia de plantar banderines junto al veneno, para evitar que niños y adultos (e incluso extranjeros, ¡que lo pone en inglés!) se intoxiquen, he empezado a pensar si precisamente por esta forma de aviso, el raticida dejaría de ser efectivo.


¿Y por qué, si la ratas no saben leer? Pues posiblemente no sepan leer, pero me he acordado de un experimento que hicieron hace años en EE.UU. y que puede ilustrar mi razonamiento.


Tras una pequeña búsqueda en Internet, he encontrado dos diferentes versiones del mismo experimento, (una utiliza electricidad y un palo, la otra jarras de agua fría y una escalera), pero la voy a reproducir según yo la leí en su momento, es decir, la versión con la electricidad y el palo.

El experimento sucede así:


En una jaula con 6 monos colocaron un palo en posición vertical, en cuya parte superior situaron un plátano. Como buenos monos, poco después de descubrir la pieza, alguno intentó subirse al palo para coger la apetitosa fruta, momento en el cual una descarga eléctrica sacudía al resto de los monos de la jaula.


Con el paso del tiempo, y al sufrir las descargas en repetidas ocasiones, los monos empezaron a entender que lo de coger el plátano y que les electrocutaran iba a tener algo que ver lo uno con lo otro, así que a partir de que comprendieron la regla de causa-efecto, cada vez que un mono iba a acercarse al palo, los demás le propinaban una paliza a modo de disuasión.


Esto es suficiente para explicar mi teoría sobre la eficacia del matarratas, pero dejadme que os termine de contar el experimento de todas formas.


Pasado un tiempo, los científicos (o supongo que si le preguntas a los monos, los torturadores) cambiaron a uno de los primates genuinos del experimento, por uno nuevo, y desactivaron las descargas. Este pobre no sabía nada de las electrocuciones, así que ingenuo de él intentó subirse al palo, y tras varias palizas dedujo que eso era simplemente algo que no debía hacerse en esa jaula.


Cuando entró otro compañero nuevo, todos, incluido el mono que no había conocido las descargas, se abalanzaron a apalear al inconsciente primate.


Poco a poco los hombres de ciencia fueron cambiando uno a uno a todos los monos de la jaula, y llegó un momento en el que, incluso teniendo en cuenta que ninguno de esos monos sabía porqué, nadie se acercaba al palo, y el que lo hacía se enfrentaba a una paliza por parte de los demás.


Las diferencias con la historia de los monos y el raticida de urbanización son abismales: el tipo de animal, las circunstancias, la jaula, el castigo colectivo… pero en el fondo me parece que puede ser de algún modo aplicable.


Si la comunidad de ratas de mi barrio ve que cada vez que una de las suyas anda cerca de los banderines amarillos informativos muere poco después, en algún momento alguna rata lista deducirá que esa colorida advertencia tendrá algo que ver con la muerte de su compañeras, y al final, lo que supone una llamada de atención para nosotros, también lo supondrá para los roedores, haciendo el método poco efectivo.


Se que es una historia algo fantástica, pero yo no pienso subestimar a unos animales que saben que los barcos se hunden mucho antes que los humanos.


Pero en cualquiera de los casos, gracias a esta historieta ya sabéis que si venís a Pekín, los raticidas están señalizados. Aunque no se como de efectiva será esa señalización para la salud de los perros de mis vecinos.