lunes, 3 de noviembre de 2008

La Crisis Financiera Global. Cap. 1: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

La gran protagonista mediática de estos días es la famosa Crisis Financiera, que ya desde hace meses y especialmente semanas, está afectando y sacudiendo duramente las bolsas mundiales, los bancos, las multinacionales y, como no, en última instancia, a la población.


¿Pero cómo se ve La Crisis, desde este lado del planeta? Empecemos por el principio.


Tengamos en cuenta, que esta es la mayor crisis a la que se enfrentan los mercados internacionales desde el crack de 1929. Pero hay una principal diferencia con aquella: ahora el caracter de los efectos es más global. Con un mundo interconectado, los beneficios son muchos, pero lógicamente los peligros también lo son. Y estamos siendo testigos de uno de ellos.


Pero para entender como va a afectar esta nueva situación al planeta en los próximos años, hay que primero comprender la raíz del problema: ¿Cómo comenzó todo?


Los males económicos que recorren el mundo estos días, tienen su raíz en la crisis de las subprime, que tuvo lugar ya en 2007. Es decir, es un problema que no es nuevo.


Como las bacterias y los virus se extienden por el cuerpo humano, causando daños mayores si no se tratan eficazmente, la crisis financiera se ha expandido a lo largo y ancho del mundo a falta de un buen antibiótico que curara el primer mal, es decir, los ya mencionados préstamos basura.


¿Y que son las hipotecas subprime? No son otra cosa que créditos de alto riesgo (principalmente para la compra de viviendas) concedidos por los bancos americanos en un momento de bonanza a beneficiaros, normalmente con escasa solvencia, que generan una deuda que después los mismos bancos utilizan como fondos de inversión.


Cuando los beneficiarios de estos créditos de alto riesgo se ven sin poder pagarlos y los inversores se dan cuenta que sus activos están invertidos en estas difíciles hipotecas, estos últimos se dejan llevar por el pánico, lo que se traduce principalmente en falta de liquidez, que a su vez supone, entre otros, una subida del precio del dinero o la imposibilidad de conceder o conseguir nuevos préstamos por parte de los bancos, que mantenga la economía fluyendo.


Yo (inversor) no te doy mi dinero a ti (banco), porque tu lo estás utilizando para dárselo en forma de préstamo a un tercero (beneficiario de alto riesgo) que no tengo claro que te vaya a pagar, haciendo imposible que yo recupere mi inversión. Si yo no le doy dinero al banco con mis inversiones, y el beneficiario del crédito tampoco devuelve lo que le han prestado, el banco se queda sin financiación, y tampoco le puede prestar más dinero al resto de las empresas que son las que mueven la economía capitalista, en los últimos tiempos basada en vivir por encima de nuestras posibilidades a base de créditos. Resultado: La economía se para.


En dos palabras un credit crunch (en inglés crujido de los créditos) que a su vez lleva a la caída de la bolsa y que por extensión acaba con el mundo bursátil sumido en una espiral de desconfianza e incertidumbre, poniendo en peligro el sistema capitalista de Estados Unidos.


Y como he empezado diciendo, esta crisis, frente a la del 29, es mucho más global, lo que ha hecho que el caos financiero en EE.UU arrastre a las demás bolsas y economías del mundo, como aquel que viendo un punto que se ha salido en un jersey tejido de lana (siendo el jersey las relaciones financieras globales, y el punto EE.UU), va tirando, tirando, y poco a poco deshace toda la prenda, quedándose, al final, enredado en la madeja de hilo resultante.


Y ahí estamos ahora, intentando devanar la madeja en ovillo para intentar volver a tejer desde el principio. Algo que pocos saben donde nos va a llevar, pero que muchos ya auguran que en vez de jersey vamos a tener que pasar a tricotar una chaqueta: es decir, las cosas tienen que cambiar.


Para y por ello, EE.UU., con un gobierno republicano escupiendo en sus propios principios, permitiendo que el estado intervenga en el libremercado, aprobó hace semanas un plan de rescate de US$700.000 millones, diseñado para aliviar la situación del sistema financiero, inyectando efectivo de los contribuyentes en la economía, nacionalizando bancos y empresas al borde de la quiebra.


Plan que ya han seguido desde otras economías del mundo, como el Reino Unido (con US$85.000 millones) o Alemania (con US$68.000 millones ), según datos de la BBC. Algunos expertos apuntan que estos planes de rescate pueden haber ayudado a que tras unos bajos históricos en las últimas semanas, las bolsas mundiales, las primeras las asiáticas, vayan recuperándose poco a poco.


Ya se sabe, que esto va a traer cola durante al menos 2 años (5 para EE.UU). Las medidas para paliar los devastadores efectos de esta crisis y los pasos a seguir para reformar el sistema financiero global, serán el grueso de la cumbre mundial del G20 (los países más industrializados + los países emergentes), programada para el próximo 15 de Noviembre en Washington. Encuentro al que ya están denominando en Europa como el “Segundo Bretton Woods”*.


Ya sabemos de donde viene el problema, ahora hay que ver a donde va. Porque en esta crisis global no todos los países tienen el mismo rol, ni se van a ver afectados por igual.


Pero eso lo veremos en el próximo capítulo. No cambien de canal.


*A saber: se llama “Bretton Woods” a las históricas conferencias, que se llevaron a acabo en el pueblo Estadounidense del mismo nombre (que pertenece a New Hampshire), durante el año 1944, en plena II Guerra Mundial, y en las que se llegaron a unos acuerdos que sentaron las bases del sistema financiero internacional, creando organismos, como por ejemplo el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (ahora una de las 5 instituciones integrantes del Banco Mundial) y el FMI (Fondo Monetario Internacional), además de entre otras cosas, fijar el uso del dólar como moneda internacional.

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