sábado, 29 de noviembre de 2008

Chantaje Chino

La Unión Europea y China tenían prevista una cumbre anual el próximo lunes en Lyon, pero China la ha cancelado en el último momento.

Según el portavoz del ministerio de asuntos exteriores Qin Gang, la culpa es de Sarkozy. Y es que China la decisión del presidente de turno de la UE de reunirse con el Dalai Lama el 6 de diciembre en Varsovia y la visita del día 4 del líder religioso tibetano al Parlamento Europeo, es algo inadmisible.

“En China tenemos un dicho” ha declarado Gang en rueda de prensa “y es que “el que haya creado un problema, que lo solucione” No ha sido China la que causado la situación actual” el portavoz siguió diciendo “las cuestiones tibetanas conciernen a la integridad nacional y soberana de China, conciernen a los intereses chinos, y tanto el gobierno chino como la población se oponen resolutivamente a que los líderes extranjeros tengan ningún contacto con el Dalai Lama”.

Sinceramente dudo que alguien le haya preguntado al pueblo que opina sobre los líderes extranjeros recibiendo al Dalai Lama, pero esa es otra historia.

El caso es que el país asiático ha visto reforzada su posición a nivel global y su influencia e importancia como aliado internacional, ahora que la crisis financiera está debilitando las economías mundiales. China lo sabe y está jugando sus cartas. Pero podríamos decir que lo está haciendo de una manera infantil o retorcida.

Por otro lado Europa está preocupada porque esto pueda suponer un conflicto en el comercio con el gigante de las exportaciones lo que dejaría en una situación muy sensible a un conjunto de países bastante necesitados de la “amistad” china en este momento.

Bien es cierto que Sarkozy es libre de fijar su agenda como le plazca, como bien ha apuntado un portavoz del Eliseo. Pero a estas alturas ya conocemos sus cambios de opinión que hemos podido ver otras veces. Los meses anteriores a los Juegos Olímpicos, el presidente Francés amenazó con no asistir a la ceremonia de apertura de los Juegos, si China no tomaba medidas positivas en el Tibet, tras las revueltas de marzo se comenzaron en Lhasa y que llevaron a una represión policial en el terreno por parte de las autoridades del país asiático. China no hizo nada, como era de esperar y Sarkozy al final asistió a la ceremonia y no se reunió con el líder espiritual.

Para los chinos, la situación tibetana es cuestión de orgullo nacional, y no van a dar su brazo a torcer, o a perder la cara, como dicen ellos, ni ahora ni nunca.

De hecho en mi opinión, lo tienen todo a su favor. El Dalai Lama ya está mayor, y ya dijo hace unas semanas que estaba perdiendo las esperanzas y la confianza en que se pueda llegar algún tipo de acuerdo con el gobierno chino sobre la autonomía en el Tibet.

Por otro lado, el congreso de tibetanos en India de la semana pasada, dejó ver a las nuevas generaciones nerviosas por el fracaso del llamado “camino intermedio” por el que aboga el Dalai y que lleva poniendo en práctica durante años. En el congreso se acordó que si este camino no traía resultados pronto, se empezarían a plantear otras opciones más extremas, como la autodeterminación y la lucha por la independencia total del Tibet. Algo que en mi opinión sólo puede acabar con un genocidio, resultando el pueblo tibetano aplastado sin miramientos por el puño de hierro chino.

Y es que estas juventudes tibetanas tienen mucha fuerza, pero se les va toda por la boca. Yo entiendo que luchen por su causa y que estén desesperanzados viendo que el camino pacífico tomado por su líder lleva décadas sin dar fruto. Pero deberían escuchar a sus mayores. Sobretodo, porque muchos de estos jóvenes han nacido en el exilio, nunca han pisado tierra tibetana y no conocen de primera mano los pros y los contras que pueden acarrear sus vehementes planes de enfrentarse contra el gobierno chino.

Con un líder envejecido y una juventud que roza lo extremista, China solo tiene que esperar a que el Dalai Lama muera (porque ya ha asegurado que retirarse no es una opción) y entonces reemplazar al que será el nuevo Dalai por uno elegido a su antojo (como ya hicieron con el Panchen Lama hace años, haciendo desaparecer al designado según la tradición tibetana).

Y mientras tanto, con asegurarse que, gracias su nueva situación y mediante el chantaje, los países occidentales no metan demasiado las narices e intenten acelerar un proceso, según los chinos, avocado al fracaso, lo tienen todo hecho. Sólo tienen que sentarse a esperar, y en unos años, con un nuevo líder (un niño pequeño, manejable) al que los tibetanos no reconocerán, un pueblo sin líder espiritual y estandarte de los ideales y del camino a seguir, y unas juventudes que si se pueden tildar de extremistas se pueden combatir como tal, los chinos solo tienen que sentarse y ser pacientes.

Si este Dalai Lama no consigue más autonomía para el Tibet, la causa está perdida. Y los chinos tienen la solución servida en bandeja de plata.

No hay comentarios: