miércoles, 5 de noviembre de 2008

Sí. Han podido.

Sé que hoy debía terminar con el tercer capítulo sobre la crisis financiera, centrándome en sus implicaciones en China. Pero permitidme que lo posponga un día más. Porque hoy es un día grande. Hoy es un día de júbilo y de esperanza renovada para muchos. Hoy es un día que quedará grabado en la historia de la humanidad. Hoy, América ha cambiado de color.


Hoy los estados Unidos de América han decidido, y han decidido bien. Después de 8 años de poder republicano, después de la reelección sinsentido en 2004 de la abierta e internacionalmente odiada administración Bush; cuando ya muchos habíamos perdido la fe en el buen juicio de los americanos. Hoy. Hoy han hecho historia.




Barack Obama, afroamericano (puro eufemismo para negro), hijo de un inmigrante venido de Kenia, acusado por los contrarios de no tener una trayectoria política firme, y además Demócrata, se ha ganado el puesto como presidente número 44 de la primera potencia mundial.


América ha cambiado de color, pero no sólo por la piel de su presidente. En un día de votaciones masivas, estados históricamente rojo republicano, se han vuelto azul demócrata. Y es que los americanos pueden decir hoy que el azul es el color de la esperanza. Obama ha ganado los estados de Ohio, New Mexico, Iowa, Virginia, Florida, Colorado y Nevada, todos estados republicanos en 2004. Desde luego algo ya ha cambiado.



Más de 130 millones de personas han hecho colas durante horas para rellenar su papeleta electrónica, y la participación masiva y sin precedentes de jóvenes, mujeres y afroamericanos que han acudido a las urnas, le ha hecho un gran favor al recién electo nuevo presidente.


No me entendáis mal, no creo que Obama sea la panacea, no creo que vaya a ser la solución a todos los males, ni creo siquiera que vaya a ser el mejor político de la historia de EE.UU. Pero si creo que ha luchado por un cambio, uno grande, y lo ha conseguido.



Hace años que no me gustan los americanos, ni su cultura, ni su prepotencia, ni su política, ni sus formas. En esta situación de descontento, de guerra interminable, de crisis global, Barack se convirtió en estandarte del “Podemos cambiar”. Surgió una opción plausible a una etapa de errores y recolección de enemigos. Quizá no sea el mejor, pero sí era la única opción.


Y sinceramente no me alegro tanto de la victoria de Obama, como de ver que los ciudadanos americanos han abierto los ojos, han sabido ver, y no han tenido miedo de salir a la calle en la mayor participación desde hace 48 años, y hacer su voto demócrata contar, no han tenido miedo al cambio.





Yo personalmente había perdido toda mi confianza en ellos. Creía que todos los americanos, bueno siendo justos, la mayoría de los votantes americanos, eran tontos. Creía que eran todos tan estúpidos y cazurros, y que les habían comido la cabeza durante tanto tiempo, que seguirían votando a Bush aunque no estuviera en las papeletas. Pero no. He recuperado mi fé perdida en ellos, por lo menos un poco. En cuanto a recuperar la fe en su gobierno... ya veremos que tal lo hace su gobierno.


Desde este lado del río la opción era fácil: Había que elegir entre el presidente más viejo de la historia, con más tintes de lo mismo que ya había antes (aunque sea héroe de guerra y su trayectoria política sea fascinante), acompañado por una extremista de Alaska con carra de perra que nunca había salido del país, y que rechaza el aborto incluso en caso de violación… había que elegir entre eso o… el primer presidente negro que además trae aires de cambio. Que queréis que os diga, negro gana claramente a viejo y cara perra.



Pero para un país con la trayectoria estadounidense de esclavismo, racismo, supremacía blanca y demás, me preocupaba que no estuvieran preparados para un presidente de color, y además, como ya he dicho antes, hijo directo de inmigrante africano.


Es curiosa la historia multirracial de Obama. Hace semanas empecé a leer “Los sueños de mi padre” un libro escrito por él mismo y publicado en 1994, un año antes de que su elección al Senado de Illinois diera inicio a su, hoy hemos constatado, exitosa carrera política. Fue la fecha de publicación la que me llevó a leer el libro, si llega a ser reciente, la duda de si lo habría escrito él o cualquiera de los delegados de su nutrido equipo de relaciones públicas, me hubiera echado para atrás. Pero he de decir que me está gustando mucho.


En el libro, con un estilo de escritura que me fascina por lo brillante, Obama nos cuenta su infancia entre Hawai e Indonesia, su vida con sus abuelos, el principio de su carrera, la visita de su hermana desde Kenia a la muerte de un padre que casi no conoció, sus inseguridades y el camino en la búsqueda de sí mismo.


Quería acabar de leerlo antes de las elecciones, pero no ha podido ser, seguro que lo terminaré con mejor sabor de boca ahora que se que ha ganado. El caso es que el libro me acercó un poco más a la persona que es Barack y estoy disfrutando inmensamente de su lectura, tanto que os la recomiendo a todos. No se como será como político, aunque seguro que se rodea de un buen equipo, pero como persona me parece muy interesante y desde luego se merece una oportunidad.




Me da igual que me digan que Barack Obama y sus consignas de “Yes We Can” y su “Plan for Change” son pura campaña de marketing, que seguro que lo son, pero creo que ya he dejado claro que a mi personalmente me gusta, y creo que puede hacerlo mejor que el presidente anterior… y afortunadamente los americanos también lo creen.


Suerte Barack. No nos defraudes.

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