martes, 3 de marzo de 2009

Engañados como a chinos

La semana pasada contaba la agria polémica que había levantado la subasta de dos cabezas de bronce que fueron robadas del antiguo Palacio de Verano en Pekín durante la segunda guerra del opio por tropas anglofrancesas. China, estaba intentando que se suspendiera su subasta como parte de la colección de Yves Sanit Laurent y que devolvieran las piezas al país asiático sin tener que pagar por ellas.

Hoy traigo la segunda parte de la historia: Para empezar, leyendo sobre el tema llegué a un post del periódico británico The Telegraph, en el que su corresponsal en China, Richard Spencer, da otros detalles sobre la desconocida historia de las polémicas estatuillas.

Cita como una de sus fuentes de información a un amigo suyo, Jasper Becker, periodista y escritor dedicado a escribir e informar sobre China desde 1985.

Según Spencer y sus fuentes, las famosas esculturas pertenecientes a la fuente que se erigió en el siglo XVIII durante el reinado del Emperador Qianlong, fueron diseñadas por el italiano Giuseppe Castiglione y el Padre Michel Benoist de origen francés.

Curioso el hecho de que fueran dos europeos (y entre ellos precisamente un francés) los que diseñaran la fuente y las doce esculturas de la discordia.

Los chinos en la antigüedad contaban las horas del día según los animales del horóscopo chino. Así cada dos horas del día correspondía a uno de los animales. Siguiendo esta tradición, cada una de las cabezas de la fuente escupía agua por la boca durante los 120 minutos diarios que le tocaban. Así que esta no era sólo una fuente, si no también un reloj.

Pero el mecanismo era complejo y pasado un tiempo dejó de funcionar correctamente.

Además parece estar documentado que a la emperatriz del emperador Daoguang le horripilaron tanto las estatuas, que hizo que las retiraran de la fuente hacia 1840.

A partir de entonces no se sabe donde se guardaron las piezas, se supone que en algún almacén del Palacio de Verano. Lo que si se sabe, es que en 1880, cuando hicieron inventario de las cosas, pocas cosas, que quedaban en la residencia imperial, las cabezas no estaban entre ellas.

El articulo de Spencer también apunta que los documentos históricos recogen que en 1860 cuando se saqueó el Palacio, los ciudadanos chinos se unieron a los esfuerzos de los extranjeros de vaciar la residencia de objetos de valor, quizá por que la corte gobernante en aquel momento era manchú y no china de la etnia Han (la mayoritaria en China) por lo que el sentimiento patriótico y solidario no era tan fuerte como en la época actual. Por lo cual, no se sabe a ciencia cierta ni quien robó las esculturas de los animales, y a dónde fueron a parar o a quien fueron vendidas.

Hasta aquí, la historia de cómo desaparecieron las esculturas.
Y ahora la segunda parte referente a la polémica subasta:

Los chinos intentaron parar la subasta por medios legales, e incluso Jackie Chan se pronunció al respecto calificando la subasta de “vegonzosa”. Pero un tribunal de París rechazó la demanda judicial presentada por China, asegurando que las cabezas cuentan con una larga lista de propietarios reconocidos. Las reliquias salieron finalmente a subasta, y fueron adjudicadas a un comprador anónimo por la friolera de 31 millones de euros.

Y la sorpresa viene ahora, cuando, días después de la subasta se dio a conocer la identidad del comprador, que resultó ser un coleccionista chino experto en antigüedades, Cai Mingchao, que es además asesor del Fondo de Tesoros Nacionales de China (que depende del gobierno) y que ya ha declarado públicamente que NO VA A PAGAR POR ELLAS.

"Quiero destacar que no puedo pagar ese dinero, todo chino querría comprar estas piezas y yo me siento honrado de haberlo hecho. Lo hice en nombre del pueblo chino"

Con este acto de patriotismo-protesta en el que aún no se sabe si el gobierno chino está o no involucrado, se termina el último capitulo de este culebrón histórico-internacional. Al menos por el momento.

Así que en el fondo China se ha salido con la suya, y les han dado con un palmo de narices a los franceses. Todavía no se sabe que ocurrirá con las esculturas, pero lo que está claro es que, tal y como pretendían, de una manera u otra, los chinos han conseguido, al menos, retrasar la venta de sus reliquias robadas.

También entiendo que si tiene un propietario que ha pagado una pequeña fortuna por ellas, el estado francés no puede simplemente quitárselas y dárselas a China por las buenas. El actual propietario, Berge, ha asegurado que permanecerán en su casa si no son pagadas. Pero también hay que tener en cuenta el dolido amor propio de los chinos que aún tienen su humillación patente en un Palacio derruido, que ni siquiera han reconstruido para recordar el episodio histórico.

El propio escritor francés Víctor Hugo dijo:
"A los ojos de la historia, uno de los dos forajidos se llama Francia, el otro se llama Inglaterra. Espero que vendrá el día en que Francia, liberada y limpia, enviará de vuelta este botín a una China que ha sido asaltada"

Ha quedado patente que Francia por ahora no pretende mandar de vuelta las esculturas, pero también que China no piensa cejar en su empeño de recuperarlas.

Permanezcan a la espera de un nuevo capítulo de… “El Robo de las Cabezas”

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