lunes, 16 de marzo de 2009

Coches: Entre restricciones y Subvenciones

Parece que la primavera ya ha llegado, por fin, a la capital China, y desde ayer las temperaturas se notan algo más altas. Algo que es de agradecer, porque ayer mismo se apagaba la calefacción central controlada por el gobierno.


La subida de las temperaturas va afortunadamente acompañada por cielos azules, que no podíamos disfrutar el año pasado, gracias, entre otras medidas, a la regulación del tráfico que se puso en marcha en Pekín, al terminar las restricciones impuestas para los JJ.OO y que ha reducido visiblemente la polución en el cielo de la ciudad.


Si para los JJ.OO. se utilizaba el método de matrículas pares e impares, ahora el sistema es

distinto, y el tráfico se regula según el último número de la matrícula. Así, los lunes no pueden circular aquellos vehículos cuyas matrículas acaben en 1 y en 6; el martes los que acaben en 2 y en 7 y así hasta el viernes, día en el que no pueden circular los que acaben en 5 y en 0.


Como digo, esto ha ayudado visiblemente a que aumenten los días de cielos azules en Pekín, por lo que hay que felicitar a uno de los mayores contaminantes del planeta por controlar sus emisiones.


Pero curiosamente por otro lado, y debido a la crisis económica, el gobierno ha lanzado una campaña para estimular la compra de vehículos por parte de los campesinos y aquellos que viven en las zonas rurales.



Y yo me pregunto: si por un lado restringes el tráfico para reducir las emisiones, pero por otro animas a la gente a que se compre más coches aumentando así el total de vehículos, ¿esto no hace que las emisiones se queden como estaban?


Pero veamos primero como funciona este nuevo intento de promover el consumo doméstico, y porqué lo han hecho.


China hasta ahora ha contado con sus exportaciones como base de su economía. Ahora que la crisis financiera ha golpeado a la mayoría de las economías mundiales y especialmente a EE.UU., que era el mayor importador de sus productos, haciendo que las exportaciones cayeran un 26% el pasado mes de febrero, China tiene que confiar en que sus propios ciudadanos consuman lo suficiente para poder llegar al 8% de crecimiento en 2009 y mantener así los suficientes puestos de trabajo para que el país no se descontrole.


Para ello el Gobierno ha puesto en marcha esta campaña de incentivo del consumo, principalmente, como ya he dicho, en las zonas rurales.


Las primeras subvenciones comenzaron en diciembre de 2007, estaba previsto que duraran hasta 2008 y estaban diseñadas solo para tres provincias.


Sin embargo, según China Daily, el pasado 1 de febrero, China amplió su plan a todas las provincias del país para beneficiar a la totalidad de su población rural.


Así, un recorte de impuestos, y una subvención de 10 al 13% se efectúa en la compra de determinados tipos de artículos como frigoríficos, televisores, lavadoras, coches, motocicletas ordenadores personales, calentadores de agua, teléfonos móviles y máquinas de aire acondicionado.



El coste del porcentaje de subvención se reparte 80-20 entre el gobierno central y los gobiernos locales respectivamente. Cada familia puede adquirir dos productos de cada categoría y puede pedir la devolución de su subvención en los 15 días laborales posteriores a la compra, dirigiéndose a las agencias de financiación del gobierno local.


Según declaraciones al China Daily, el ministro de economía asegura que “ahora el gobierno

proporcionará a los granjeros la posibilidad de beneficiarse de una mejor calidad de vida y de paso estimular el lento consumo rural”.


El periódico afirma que China cuenta con más de 50.000 municipios y que el número de familias de estas zonas suponen un 68% del total de las familias.


El mismo artículo del China Daily cuenta con unas declaraciones del Vice Ministro de Comercio Fu Ziying, en las que este hace un repaso por las posibles consecuencias positivas de esta medida:


“El programa de subvenciones para la compra de electrodomésticos, puede estimular el consumo rural hasta los 92000 millones de yuan, aumentar el crecimiento de ventas al por menor de productos de consumo en las áreas rurales en 2.5 puntos porcentuales y alcanzar ventas de unas 480 millones de unidades”.


Por muy bien que suene esto, y aunque aseguran que específicamente el impulso de la compra de coches está dirigida a que los vehículos viejos se renueven con nuevos que incluyan tecnología moderna que sea más cuidadosa con el medio ambiente, en el fondo, no se si darles la enhorabuena por sus medidas o quedarme calladita, porque lo que arreglan por un lado, lo estropean por el otro para arreglar un tercer problema, que aparentemente es el más importante.


Pero el mayor de los problemas a los que se enfrentan ahora los campesinos es si les merece la pena o no comprar esos electrodomésticos o esos coches, porque con sus escasos ingresos, no saben si van a poder mantenerlos.


Y es que para que te vas a comprar un coche o un frigo, si al final de año no vas a poder pagar ni el recibo de la electricidad ni la gasolina. Y es que, aunque ahora parezca que sí, no todo es consumo a corto plazo.




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