lunes, 14 de abril de 2008

¿Control del terrorismo o terrorismo para el control?

China anunciaba la semana pasada que se han desmantelado dos grupos terroristas, en la región autónoma del Uygur al Noroeste del País. Según China Daily, periódico oficial editado en inglés (y cuando digo oficial quiero decir controlado por el gobierno), asegura que estos grupos planeaban ataques terroristas durante los inminentes Juegos Olímpicos. Entre otras, sus acciones, contemplaban secuestrar a atletas y periodistas así como ataques con gases tóxicos y carne contaminada. El ministerio del seguridad pública afirmó que hoteles, sedes del gobierno y bases militares eran los principales objetivos fijados por estos grupos.


Las 45 personas han sido identificadas como terroristas pertenecientes al Movimiento Islámico del Turkestán Este (ETIM de sus siglas en inglés). Turkestán Este, es el nombre que reclaman los que buscan la independencia de la región autónoma de Xinjiang Uygur, de población mayoritariamente musulmana y rica en petróleo (y es esto último lo que despierta el interés de China). Este, además del Tibet, es otro de los problemas territoriales a los que el país asiático se enfrenta desde hace años. El ETIM fue incorporado a la lista de grupos terroristas de las Naciones Unidas en 2002, lo que no mucha gente sabe es cómo y por qué fue esta inclusión llevada a cabo. Y es que, tras los ataques del 11S, EEUU pidió apoyo a China en su “Guerra contra el terror” y está respondido que daría su apoyo, solo si el ETIM era incluido en la famosa lista, pergeñando así una excusa contra este grupo en futuras ocasiones. Y desde entonces, efectivamente lo están utilizando como arma arrojadiza contra los Uygures.


No digo que el grupo no exista, que existe, ni que la trama terrorista para las Olimpiadas sea un cuento chino, ya que antes de las revueltas del Tibet, el 7 de Marzo para ser exactos, fueron detenidos un número indeterminado de Uygures (se dice que entre 5 y 8) que consiguieron zafarse de las medidas de seguridad, hasta entonces limitadas, e introdujeron una lata de refresco relleno de gasolina con intención de explotar el avión. El vuelo entre Urumqi, la capital de la provincia, y Beijing, tuvo que efectuar un aterrizaje forzoso pero no hubo ningún herido, ya que la azafata se dio cuenta de que algo olía raro cuando una de las terroristas estaba rociando de gasolina el baño del avión, al que tenía intención de prender fuego, ya que el aseo resultaba estar cerca de los motores. El grupo al completo fue neutralizado.


Pues bien, haberlos hailos, como las meigas, pero esta nueva noticia de la detención de 45 terroristas que pretendían llevar a cabo secuestros de turistas, atletas y periodistas, a mi me suena más a “No hemos podido convenceros de que un premio nobel de la paz ha organizado actos violentos para reventar las Olimpiadas, así que vamos a intentarlo con el terrorismo islámico que seguro que os da mas miedo” y todo esto para justificar un control, que ya ejercen sobre los propios chinos, pero que a estas alturas de película, tras los sucesos del Tibet del mes pasado y los percances que están rodeando a la antorcha Olímpica por su paseo mundial, el partido teme no poder controlar a las masa de extranjeros, que desde luego no van a comulgar con su política, y que van a inundar el país en pocos meses.


Pero digo yo: si pretendes organizar tu puesta de largo de cara a la comunidad internacional, tienes que pasar por el aro y abrir tus fronteras con todas sus consecuencias, y si, por el contrario, lo que quieres es seguir controlando cada brizna de información y cada acontecimiento que ocurre relacionado contigo, no pretendas ser tan moderno y desarrollado y renuncia a un evento que, ya te estás dando cuenta, te está trayendo más problemas que beneficios. Porque, seamos realistas, los JJ.OO no solo no están enseñando al mundo lo armonioso de la sociedad de china, como se pretendía, si no que está sacando a la palestra todos y cada uno de los temas que China hubiera preferido guardar en el armario. Y es que en vez de el pretendido lavado de cara, al puro estilo photoshop, recorto y pego aquí, borro allá y realzo acullá, China se enfrenta a un escrutinio exhaustivo de todos y cada uno de sus defectos… y es por todos conocido que a los chinos no les gusta reconocer sus defectos en público, ya que dicen son exclusivamente asuntos internos. Aun así, por supuesto, en estos tiempos que corren no hay que subestimar una advertencia de que viene el lobo terrorista, y es de eso de lo que se valen.


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