viernes, 18 de abril de 2008

Boicot Si, Boicot No

¿Por qué la única, y en mi opinión taimada, medida que se ha propuesto contra la represión china en el Tibet y su falta de derechos humanos, ha sido un Boicot parcial de los JJ.OO.?, es decir, ¿Por qué la respuesta de los lideres mundiales, o al menos de aquellos que han protestado, ha sido solo un “pues ahora nos enfadamos y no vamos a tu fiesta”?... A mi me parece muy sencillo… con China no se atreven. Si efectivamente los Juegos Olímpicos no deben politizarse, se deberían haber tomado medidas económicas, o centradas en el comercio, pero no… con China no. Con el país asiático como capital mundial del Offshoring (término inglés que se refiere al traslado de fábricas a otros países, normalmente en vías de desarrollo, con la principal intención de abaratar costes, aprovechando su mano de obra barata) cualquier movimiento en falso que dañe la sensibilidad y el orgullo chinos, puede desembocar en serias consecuencias para cualquier país que tenga relaciones económicas con ellos (es decir, casi todos.)


Por esto precisamente, desde que el 14 de Marzo las manifestaciones tibetanas se volvieran violentas, tuvieron que pasar días, muchos días, hasta que alguien hablara de consecuencias y finalmente de “Boicot”. Estos días se le está dando bastante bombo informativo a si el boicot es o no la manera adecuada de proceder ante el peliagudo asunto. En mi opinión boicot definitivamente NO, porque perjudica a los atletas y sobretodo por que no consigue una solución al problema. El que tenga… lo que hay que tener, que se plante y proponga sanciones serias, y si no que lo hagan al estilo neocelandés. El 17 de marzo (tres días después de que comenzaran los disturbios), la Primera Ministra de Nueva Zelanda, Hellen Clark, aseguró en declaraciones a una radio que incluso si se daba la situación de una violenta represión tibetana a manos de las autoridades chinas, esto no influiría en el tratado de libre comercio que se está preparando entre los dos países. En otras palabras, vino a decir: “que hagan lo que quieran dentro de sus fronteras que a nosotros lo que nos interesa es la pasta, y no nos vamos a mojar por un puñado de tibetanos”. Los demás, en un alarde de hipocresía, como es China y no interesa cabrearlos, nos callamos, y a última hora, en un intento de salvar la cara, publicitamos una medida que, aunque sabemos que va a provocar la enérgica protesta de Pekín, no nos traerá graves consecuencias.


Pero ya está bien de paripés políticos que hacen como que hacen algo pero que al final no hacen nada de nada… A China hay que darle una oportunidad, en eso estamos todos de acuerdo, o al menos yo lo suscribo. Se han desarrollado mucho, y en muchos aspectos, en los últimos años, y eso se merece un voto de confianza. Al presentar China su candidatura para los JJ.OO, se dijo que esto ayudaría a la situación de los derechos humanos y la apertura social del país, y prometió, en esa misma línea, una serie de y mejoras y acciones que no está llevando a cabo. Trataré el tema en un post venidero, pero ya os adelanto que no es eso lo que está sucediendo. Yo diría que están mal aprovechando la oportunidad, aunque es medianamente comprensible, ya que tras lo del Tibet, lo que están tomando son medidas desesperadas, porque lo que tienen es miedo a que les salga el tiro por la culata, y esto en la cultura china, el “mianzi” o perder la cara, es una de las peores cosas que te puede ocurrir. Sin embargo a mí, lo que más me interesa es saber cuál será la postura de las potencias extranjeras cuando, si desgraciadamente ocurre lo que yo espero, los JJ.OO. resulten un fiasco a nivel de las mejoras sociales esperadas, y sigamos como al principio… ¿Que harán los grandes?, ¿Se atreverán con China?


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