martes, 10 de junio de 2008

Cuentos Chinos

Después de pasar algo de tiempo en este país, empiezas a cogerle el gustillo a esas historias y leyendas chinas milenarias, (podríamos incluso decir cuentos chinos) que siguen marcando el calendario festivo y las tradiciones hoy en día.


Hace algunos meses viajé con unos amigos a la playa más cercana de Pekín, Beidaihe, situada a 3 horas en tren hacia el norte, y allí visitamos el parque – templo de MenJiangNu.


Historia curiosa la de esta tal MenJiangNu. Resulta que hace muchos años, en la época del primer emperador chino, había dos casas vecinas con un jardín compartido. En una vivía un viejito llamado Meng que no había tenido hijos y en la otra una viejita llamada Jiang, que tampoco había logrado tener descendencia. Ambos tenían un árbol común en su jardín del que crecía una fruta parecida a una calabaza. Un buen día, de una de esas calabazas salió una niña de inimaginable belleza a la que ambos adoptaron como hija común y a la que pusieron el nombre de ambos: por ello, la criatura nacida de una calabaza se llama MengJiangNu (Nu en chino significa niña, mujer).


Esta hermosa mujer se caso al crecer con un hombre que llegó al pueblo de MengJiangNu escapando de las tropas del primer emperador que exigía que todos los hombres fueran a trabajar en la construcción de la Gran Muralla. Pero en el pueblo, había otro hombre enamorado de la hermosa muchacha, y envenenado por celos, avisó a la guardia del emperador que se llevó al recién casado a trabajar en la muralla.


Un año después, MengJiangNu moría de pena y decidió ir en busca de su marido. Al llegar al lugar de la construcción y descubrir de boca de los otros obreros que su marido había muerto, la mujer rompió a llorar, y lloró tanto, tanto, que echó la Gran Muralla abajo. Cuando el emperador se enteró que una mujer había derrumbado su muralla mandó a su guardia que la apresara para matarla. Pero al ver su increíble belleza, rectifico, pidiéndola en matrimonio. MengJiangNu aceptó pero le exigió primero que cumpliera tres de sus deseos. Entre ellos, dar digna sepultura a su marido muerto, y que construyera un paseo que saliera de la muralla hasta el mar. Con su marido enterrado y sus deseos cumplidos, MengJiangNu se dirigió hasta el final del paseó donde se suicidó tirándose al mar.


El final no es de Disney, de hecho hay leyendas chinas algo sórdidas, pero no me digaís que los chinos no tienen imaginación: una mujer que nace de una calabaza y que llora tanto que derrumba la gran Muralla. Fantástico.


Pues bien este pasado fin de Semana se ha celebrado una fiesta China llamada Duanwu o Barca de Dragón. Conocedora de las imaginativas historias que subyacen tras las festividades tradicionales me he interesado por saber a que se debe un magnífico lunes vacacional. Y la historia es la siguiente:


Este día los chinos conmemoran al poeta patriota Qu Yuan (340 -278 BC) que se suicidó ahogándose en el río Milo desesperado por el incierto futuro de su país. Al oír la noticia de su muerte, la gente que lo quería corrió en barcas a recuperar el cuerpo del poeta, y echaron Zongzi (hojas de bambú rellenas de arroz glutinoso) al río para que los peces se los comieran y mantenerlos así alejados del cuerpo sin vida de Qu.


¿Y a que no adivináis cual es la comida típica de esta festividad? En efecto: Zongzi, esas pirámides hechas con hojas de bambú, rellenas de arroz glutinoso y atadas con una cuerda que pueden ser de carne, huevo, cacahuetes o dulces y se pueden comer fríos o calientes.







Este año, como todos los demás, no han podido faltar las tradicionales carreras de barcas de dragón, aunque este vez 3 espectadores han resultado muertos y otros cinco permanecen desaparecidos tras ceder una de las orillas del río, en la provincia de Jiangxi, al sur del país, donde disfrutaban de la carrera.


Y es que a veces la tradiciones pueden ser algo peligrosas.


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