lunes, 7 de julio de 2008

De Zoos y Cielos Azules

Hoy quiero que veáis más que que leáis.


El mes pasado dedicaba un post a la presentación en sociedad de los Ocho Pandas Olímpicos en el zoo de Beijing, que fueron traídos desde la mayor reserva de Pandas del país, Wolong, situada en la provincia de Sichuan que fue devastada por un terremoto el 12 de Mayo de este mismo año.


En otro post más reciente, ¿Cambio de aires? comparaba una foto del periódico que anunciaba los logros del gobierno en cuanto al control de la polución mostrando un cielo azul y afirmando que en lo que llevamos de años ha habido 115 de estos días de cielos azules, como digo, la comparaba con una que yo misma hice ese día de un plomizo y cargado cielo gris desde mi ventana.


Pues por esa misma ventana, al levantarme ayer, con una ilusión que solo puedo comparar a la del niños la mañana de reyes, pude ver uno de esos cielos azules de los que hablaba el periódico, con un sol brillante que me hizo saltar de la cama sin otra intención que no fuera pasar el día disfrutando bajo ese magnífico y escaso cielo Beijinés.



El Sábado había visto la nueva película “Kung Fu Panda” con la que tengo que decir que pasé un rato divertidísimo y me reí como hacía mucho que no me reía con una película de dibujos animados, así que aprovechando el día, y el tirón, decidí que era el mejor momento para ir a visitar a los pandas Olímpicos al Zoo de Beijing.



He de decir que esta era mi segunda visita al zoo de la capital china, y que en la primera me sorprendió el concepto de zoologico de este país asiático. Y os cuento un poco la historia de este antiguo zoo antes de explicarme:


Este zoo de 102 años, fue fundado en 1906, y fue el primero del mundo en abrir sus puertas al público. Fue uno de los últimos esfuerzos de la dinastía Qing para modernizar a sus establecimientos científicos y tecnológicos antes de su hundimiento final en 1911.


Al principio no contaba con más de 3.5 hectáreas que fueron llenadas con el primer lote de animales llegó desde Europa en 1905 y que constaba de 134 individuos pertenecientes a 58 especies.


Actualmente, el Zoo de Beijing tiene más de 5000 animales de 450 especies diferentes, Cubre un área de 86 hectareas y disfruta de más de 6 millones de visitantes al año que llegan de todas partes del mundo.


Pero este zoo ha sufrido bastantes problemas a lo largo de su existencia: En 1912, con la proclamación de la República Popular China, comenzó a experimentar ciertas dificultades que culminaron en 1928 con la pérdida de estatus de capital de la ciudad de Pekín y la merma de la colección.


Siguieron las ocupaciones japonesas de 1937 a 1945 y la guerra civil a partir de 1945 entre el Kuomintang y los comunistas de Mao Zedong.


Cuando Pekín se declara de nuevo capital en 1949, el zoológico no cuenta más que con un emú ciego, tres loros y una docena de monos.


Determinados a hacer del zoológico un establecimiento nacional, los comunistas abren de nuevo la “Explotación Experimental Agrícola Central de Investigaciones” en 1950. Poco después, El 10 de abril de 1955 la totalidad del terreno se consagra al zoológico que pasa a ser el Pekín Dongwuyuan, “Jardín Animal de Pekín”.


En 1999 se inaugura un nuevo acuario y renovadas estructuras para paquidermos. Pero en mi opinión le queda mucho por renovar. La verdad es que las jaulas están un poco desangeladas y algunos animales un tanto deslucidos.


Por ejemplo, la instalación de las fieras es una alineación de 15 pequeñas jaulas construidas en los años cincuenta con la ayuda de parques zoológicos de Alemania del Este, de las cuales más de la mitad se encuentran vacías, y todas mal cuidadas y peor ventiladas (ayer entendí de donde sale el dicho popular de “huele a tigre”).


Por otro lado el foso de los monos, que fue construido en 1910, es la estructura más antigua del recinto, y todos estos años pesan sobre las instalaciones que hacen que sientas un poco de lástima por los pobres animales.


Pero además de los pandas, de los que me ocuparé en breve, el zoo de Beijing tiene un atractivo especial, y es que está construido como un auténtico parque chino. Hay bonitos lagos con puentes y típicos corredores chinos y enormes explanadas de hierba con árboles que dan una maravillosa sombra bajo la que resguardarse. No es solo un parque de animales, es también un sitio donde ir a pasar el día, de picnic con la familia. Y eso, en mi opinión es un valor añadido.


Pero vamos con las verdaderas estrellas de este parque zoológico.


En 1955 se presenta el primer panda gigante al público del Zoológico de Pekín, y desde entonces son los que más atención han captado del todo el parque.


El nacimiento de Ming-Ming en 1963 es el primero de una larga serie de la que el Zoológico de Pekín puede hoy enorgullecerse de haber aportado madurez a una cuarentena de pandas gigantes.
A partir de 1978 se comienza a utilizar la inseminación artificial y en 2000 nacieron dos gemelos.
Hasta la llegada de los Pandas olímpicos solo contaban con 5 ejemplares.


Los 8 nuevos como ya os conté, y como podréis ver en el video que os dejo a continuación, fueron
elegidos por los internautas chinos de entre 16 candidatos y en las fotos podéis ver a los ganadores con sus nombres propios y todo.


La primera reacción de una amiga mía con la que visité a los pandas y que no se sabía la historia de la elección por Internet fue “¿pero y no debería haber sido un experto el que decidiera que pandas estaban más preparados para venir a Beijing en vez de los internautas?”.


Pues si querida amiga, seguro que si, pero… vosotros creéis que si tras haber creado la ilusión a la gente de que han sido ellos, y su participación como sociedad harmoniosa que son, los que han elegido a los pandas más monos para que todos los turistas Olímpicos los vean, y digo, después de esta ilusión, en el hipotético caso de que terminado el concurso, los pandas que hayan traído no fueran los que habían sido elegidos, sino los más aptos… ¿vosotros creéis que alguien se hubiera dado cuenta? Yo, sinceramente, creo que no.


Las fotos con los nombres de los pandas.






Y aquí el video que grabé en la nueva casa de estos graciosos aunque vagos y sosos animales.




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