jueves, 17 de julio de 2008

Hay que ser comprensivos que nos están mirando


Seguro que todos recordáis aquel caso de las llamadas “casa clavo” en China en Marzo del año pasado cuando una vivienda en Chongqing, en el centro del país se convirtió en símbolo de la resistencia del ciudadano contra las grandes constructoras.




Pues, como todos sabemos la historia se repite, incluso en este caso podríamos decir que nunca ha dejado de suceder. No hace falta pasar mucho tiempo en Beijing ni siquiera salirse mucho de las rutas turísticas para darse cuenta de que la capital china es una ciudad en constante cambio.


Los hutones, las callejuelas típicas que albergan la construcción tradicional pekinesa de casas de cuatro paredes con patio central y ventanas que dan al interior, están desapareciendo a marchas forzadas, y en algunas zonas como los alrededores de Jianwai Soho, en el centro financiero neurálgico de la ciudad, todavía quedan hutones con casas medio derruidas y abandonadas que dan una visión lástimosa e incluso mala imagen.


Estas antiguas viviendas tradicionales y de una sola altura están desapareciendo para dar paso a altísimos edificios de apartamentos y oficinas que alimenten a la fiera constructora que reina la capital.


Pues ahora otro vecino de un distrito céntrico de la ciudad se ha plantado ante la fiera y ha decidido que de su casa no se mueve.


Según la BBC, la familia residente alega que no les han ofrecido suficiente compensación económica por la casa en la que viven desde hace más de 60 años y que compraron antes de que los comunistas tomaran el poder del país en 1949.


Yu Pingju, uno de los 14 miembros de las familia que habita esta “casa clavo”, dice que han rechazado los 340.000 Yuanes (34.000 euros aproximadamente) que el gobierno les ofrece como compensación, porque según él “en Pekín no puedes comprar nada, ni siquiera del tamaño de un cuarto de baño, con ese dinero”.


Como es costumbre en China, hasta hace poco la casa era también el lugar de trabajo de la familia que regentaba un puesto de frutos secos. Pero entonces llegó la orden de desalojo como parte de un plan para “reorganizar” el barrio situado cerca de importantes puntos turísticos de la ciudad.


Los oficiales encargados de administrar el distrito han obtenido una orden judicial que obligaba a la familia a marcharse el 13 de Julio, pero a día de hoy siguen ahí.


Esto supone un problema para los oficiales Pekineses que quieren resolver este problema sin tener que recurrir al camino fácil de la mano dura.


Independientemente de esta historia, ayer miércoles, la prensa estatal informaba que el gobierno central ha pedido a los oficiales locales que sean más sensibles y receptivos ante las reclamaciones y protestas de la gente de a pie, ya que están especialmente preocupados por que los ciudadanos den muestras de irritación, enfado o descontento mientras que todos los ojos del planeta están clavados en el punto de mira que ahora mismo es el gigante asiático.


Así que a lo mejor precisamente aprovechando que desde el gobierno ha llegado este “a ser comprensivos se ha dicho” Yu Pingju se ha cruzado de brazos delante de su hogar y ha gritado al más puro estilo Chanquete aquello de “No, no, no nos moverán”.




No hay comentarios: