martes, 27 de mayo de 2008

Oxitocina: una paso mas hacia el mundo de Orwell


La Oxitocina, según la wikipedia, es una hormona relacionada con los patrones sexuales y con las conductas maternal y paternal que actúa también como neurotransmisor en el cerebro. También se piensa que su función está asociada con la afectividad, la ternura, el contacto y el orgasmo en ambos sexos. Algunos la llaman la "molécula de la monogamia" o "molécula de la confianza". En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas.


La Vanguardia, en un artículo publicado en Enero de este año, describe los efectos de esta hormona de la siguente manera:


ENAMORAMIENTO. La oxitocina ha sido llamada la hormona del amor y la hormona de la fidelidad ya que regula procesos afectivos como el enamoramiento y ayuda a crear fuertes lazos afectivos con la pareja que favorecen la monogamia.


ORGASMO. En un orgasmo, la oxitocina estimula la circulación del esperma en los hombres y la contracción de la musculatura pelviana en las mujeres, lo que contribuye a incrementar la sensación de placer.


AMOR MATERNO. La madre segrega cantidades elevadas de oxitocina durante el parto y al dar el pecho, lo que facilita la producción de leche y ayuda a establecer una relación estrecha con los hijos.


CONFIANZA. Recientes estudios realizados en la Universidad de Zurich han vinculado la secreción de oxitocina con niveles elevados de confianza hacia otras personas.


Pues bien, el diario gratuito 20 Minutos publicaba ayer en su edición digital un articulo en el que hablaba de “un spray nasal contra la timidez”. En él hacen referencia a un equipo de científicos suizos que ha logrado disminuir los niveles de miedo de sus pacientes, con un compuesto a base de Oxitocina, lo que podría contribuir a aumentar su confianza en los extraños, y en consecuencia, superar la timidez y otras fobias sociales.


Una rápida búsqueda en Internet, simplemente googleando el nombre de la hormona, me ha enseñado que el Boston Globe ya hablaba de este spray nasal en 2006, y con un poco más de información sobre la mesa, mis miedos han empezado a aflorar.


Cierto es que este medicamenento según diferentes estudios, pueden ser beneficiosos par disminuir las focias sociales e incluso como tratamiento para autistas: En 1998 se encontró niveles significativamente menores de oxitocina en plasma sanguíneo de niños autistas. Un estudio de 2003 encontró un descenso del espectro de conductas repetitivas autistas cuando se administraba oxitocina intravenosa, y otro estudio de 2007 reportó que esta hormona ayudaba a adultos autistas a retener la habilidad de evaluar el significado emotivo de la entonación al hablar.


También se han reportado que, de acuerdo a algunos estudios en animales, la oxitocina inhibe el desarrollo de tolerancia a varias drogas adictivas (opiáceos, cocaína, alcohol) y reduce los síntomas de abstinencia.


Pero yo, llamadme pesimista, he visto claramente los riesgos de empezar a crear y comercializar medicamentos a base de este deshinibidor inmediatamente. De hecho lo primero que he pensado ha sido: “¿Una droga, que viene en botella y que ayuda a desinhibirse socialmente?... eso está inventado hace muchos años…se llama alcohol” Pero después de pensarlo un par de minutos mi mente ha ido bastante más allá.


¿Qué pasaría si esta, vamos a llamarla droga porque eso es lo que es, acaba en malas manos y se le da un mal uso? Además de poder utilizarse como la escopolamina la llamada “droga de los violadores”, porque anula la voluntad de la víctima que luego no recuerda nada, de manera parecida, la oxitocina ayuda a que confíes el en prójimo, algo no siempre recomendable. Además si este spray lo que hace es precisamente perder el miedo y confiar, como arma de marketing puede ser tremendamente útil a la hora de convencerte o instarte a comprar un producto. De hecho, La Vanguardia, explica uno de los experimentos llevados a cabo en el marco del estudio, en el que participaron 68 voluntarios - todos hombres para evitar que los altibajos de la oxitocina a lo largo del ciclo menstrual pudieran alterar los resultados-, a la mitad de los cuales se administró la hormona en forma de spray nasal, mientras la otra mitad recibió placebo. Para medir su generosidad, se les propusieron dos juegos.


En uno, se daban diez dólares a la mitad de los participantes y se les pedía que los compartieran con otra persona. Si esta persona aceptaba la oferta, ambos se quedaban con el dinero. Pero si consideraba que era injusta y la rechazaba, se quedaban sin nada. El segundo juego era casi igual, pero con la diferencia de que el receptor no tenía opción de rechazar la oferta: debía aceptar lo que se le daba.


Los resultados muestran que, cuando los voluntarios que habían inhalado oxitocina repartían el dinero, solían superar las expectativas de las personas que lo recibían. Este efecto no se observó entre quienes no habían inhalado oxitocina, que se mostraron más avaros. En conjunto, la hormona incrementó un 80% la generosidad de los participantes en el estudio.

Pero, y voy todavía más allá. ¿Qué pasaría en un mundo como el que describe George Orwell en su libro 1984? En un escenario en el que el gobierno pretenda conseguir manipular o controlar a sus ciudadanos, este spray de oxitocina, con su sefectos de confianza, generosidad y perdida del miedo, es perfecto para tal propósito.


Esta idea se me ocurrió al pensar en el país en el que me encuentro, y que tantas veces me ha hecho reflexionar sobre lo difícil que debe ser hacerse cargo, intentar poner de acuerdo, o directamente controlar, como decía, a 1300 millones de personas… Si aquí las masas no estuvieran, ya de por sí, tan alienadas con la doctrina del gobierno, un chorrito de oxitocina en el agua ayudaría a que la población tuviera los ánimos más dispuestos a cooperar y a confiar… Sobre todo a confiar… Y la confianza siempre entraña un peligro añadido.


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