lunes, 19 de mayo de 2008

Lamento Popular

A las 14.28 hora de Beijing, al cumplirse una semana exacta del terremoto que ha asolado la provincia de Sichuan, China se ha puesto en pie para guardar 3 minutos de silencio por las victimas.


El sonido de los claxon de los coches ha inundado la ciudad y ha puesto fin al solemne acto que ha llenado las calles de gente y que ha precedido el comienzo de tres días de luto oficial en el país.


Durante estos próximos tres días, las banderas ondearan a media asta y el relevo de la antorcha Olímpica, de tour por el país, será cancelado, así como todos los eventos de ocio y entretenimiento, como conciertos o páginas de juegos online.


Estas son medidas dedicadas a una tragedia popular, sin precedentes en el país asiático, ya que el gobierno, en toda su historia, solo había tomado decisiones de este tipo para honrar a líderes nacionales y no a civiles.


Mientras China recauda dinero para los afectados y muestra su respeto por las victimas, los números no dejan de aumentar. A día de hoy los datos oficiales hablan ya de más de 34 mil muertos y 220 mil heridos, aunque ya hace días que el gobierno advirtió que cuando terminen los trabajos de rescate podrían enfrentarse a más de 50 mil fallecidos.


Sorprendentemente y frente al límite de 72 horas reconocido para poder salvar a aquellos que permanecen atrapados entre los escombros, más de 150 horas después siguen encontrando y rescatando a personas que milagrosamente han sobrevivido, no solo al seísmo, si no a la terrible espera bajo los edificios derruidos.


Ha sorprendido también gratamente la actitud del gobierno chino ante una catástrofe de estas dimensiones, ya que, en vez de dar cerrojazo informativo, como nos tenía acostumbrados anteriormente, en esta ocasión ha optado por la transparencia. Una decisión que ha sorprendido incluso a los mismos chinos que aseguran que en otras situaciones similares, las noticias llegaban con días de retraso y las imagenes con cuenta gotas. Sin embargo, no ha sido este el caso: Una de las cadenas de la televisión nacional, la CCTV1, informa casi en directo de la situación sobre el terreno, ofreciendo imágenes de las labores de rescate y entrevistas con expertos y afectados.


Aun así la llama de la esperanza de encontrar a sus seres queridos con vida, se apaga por momentos en Wenchuan, el epicentro del terremoto de 7.9 grados que ha sacudido el sureste de China y que se sintió incluso en Pekín, a miles de kilómetros de distancia. Pero el miedo no ha acabado para los ciudadanos de una provincia que, aunque ya arrasada, sigue bajo el temor de nuevos movimientos de tierra, lo que hace que la gente permanezca al aire libre, durmiendo en la calle, y luchando contra una constante amenaza de epidemias, que acecha a las precarias medidas sanitarias.


Desde aquí me uno al lamento popular guardando tres días de luto por un país, este año, asediado por las tragedias naturales.


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