jueves, 11 de diciembre de 2008

Las oleadas de la crisis

Las consecuencias de la crisis económica están golpeando a China, y sobre todo a sus trabajadores. Con las exportaciones rozando el mínimo de los últimos 7 años, muchas empresas y fábricas están teniendo que cerrar y esto está suponiendo a su vez las quejas de los empleados.

El último ejemplo del descontento lo encontramos en Shanghai, donde cerca de 1000 trabajadores, principalmente mujeres jóvenes, han protagonizado protestas en las fábricas que las empleaban hasta ahora, exigiendo el pago atrasado de sus sueldos.

6 de las fábricas que han parado la producción, dejando colgados a sus trabajadores, han visto como en los últimos 3 días, estos se han plantado en sus puertas exigiendo sus escasos derechos.

Las fábricas en cuestión producen carcasas de portátiles e impresoras para multinacionales como Siemens o Sony, que debido a la ralentización de la economía a nivel global han tenido que hacer recorte drásticos para enfrentarse a la tan temida recesión.

A estos enfadados trabajadores les han prometido recolocarlos en otras fábricas del mismo sector, pero estos desconfiando de las melosas palabras que oyen les han contestado viniéndoles a decir algo así como “sí, muy bien, que nos recoloquen, pero primero que nos paguen lo que nos deben”.
Los trabajadores aseguran que en el segundo día de protestas la policía se ha llevado algunos detenidos, y que han sido amenazados por lo que el gobierno llama “crear problemas” desde que empezaron las sentadas. Y en los tiempos que corren algunos han podido grabar videos con sus teléfonos móviles para probar las escaramuzas con la policía.

A los cierres de fábricas se suma una directiva del Ministerio de Recursos humanos y seguridad social (o sea el Ministerio de Trabajo) que ha encomendado a los gobiernos locales la congelación de los salarios mínimos a partir del 1 de Diciembre.

Los salarios base en China están estipulados por los gobiernos locales y varían enormemente de región a región. El salario mínimo más alto es de 81 euros en Shenzhen, y el más bajo se cobra en la provincia de Jiangxi, unos 27 euros al mes.

Por otra parte la congelación de salarios puede ayudar a las empresas, pero no a la meta final del gobierno que es promover el consumo doméstico para estimular así la economía.

Y es que además de los despidos y cierres también los bajos sueldos, y muchas veces el impago de los mismos están llevando a los chinos a protestar.

El pasado día 2 de Diciembre 1000 profesores de la provincia de Hunan se declararon en huelga, acusando al gobierno local de haberse apropiado 400 millones de Yuanes (más de 44.5 millones de euros) destinados por el gobierno central a completar los bajos salarios del profesorado durante los pasados 10 años.

Y en China las protestas tienden a expandirse, exportándose a otras provincias. Ocurrió el año pasado con las protestas tibetanas, ha ocurrido hace poco con la huelga de los taxistas y está ocurriendo ahora con las fábricas y el profesorado.

A los profesores el gobierno les prometió destinar más dinero a la educación, y durante años han visto como su precaria situación sigue igual. Y la gente, incluso los pacientes chinos, se cansa de promesas incumplidas.

El problema es que todo esto, las protestas, las huelgas, siempre están sobrevoladas por la tan conocida y a menudo denunciada corrupción de los gobiernos locales y la brutalidad policial.

¿Pero que pasa cuando las medidas restrictivas también afectan a los peones del gobierno? Son los policías los que normalmente se encargan de mantener a raya a los ciudadanos y que no protesten en exceso, deteniendo, amenazando, dispersando o intimidando a los manifestantes.

Pero ahora lo que hace y deshace el gobierno también les está afectando a ellos y esto ha llevado a que ellos mismos se sumen a las protestas.

También en la provincia de Hunan, y un día después de que se hiciera efectiva la congelación de sueldos básicos, más de 100 policías tomaron el control del edifico gubernamental de la ciudad de Laiyang durante tres horas, exigiendo una subida de sus sueldos. En esta ciudad, los asistentes de policía ganan 72 euros al mes y un oficial de policía dos tercios del sueldo del mismo oficial en la capital de la provincia.

Cierres de fábricas, protestas generales, acusaciones de brutalidad policial y corrupción de gobiernos locales, precios al alza y bajos salarios: Peligrosa mezcla a la que se enfrenta ahora mismo el gobierno Chino que además está entre dos aguas.

Por un lado se ven presionados por las empresas que necesitan mejorar sus condiciones para pasar la crisis y mantener la economía a flote, y por otro lado, el gobierno tiene que lidiar con las quejas legítimas de los trabajadores que no quieren pagar por las comodidades económicas en tiempos de crisis de sus empleadores.

Y es que el gobierno comunista, digo socialista con características chinas, está viendo complicado eso de navegar en las aguas de una crisis 100% capitalista.

Difícil solución tiene un tema que puede acabar o con la economía del país o con la armonía de su sociedad. Habrá que ver si consiguen, como bien dijo Aristóteles, encontrar la virtud, o en este caso el equilibrio, en el punto medio.

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