lunes, 13 de abril de 2009

De Rally por China

Es por todos conocida la fama de temerarios de los taxistas pekineses. Cuando un extranjero llega a la capital china y se monta en un taxi, la primera impresión que se lleva es que va a morir antes de bajarse del coche.

Es cierto que los chinos tienen una manera distinta de conducir, más defensiva que ofensiva, y que son mucho más calmados al volante que, desde luego los españoles, pero además hacen más maniobras imposibles que los conductores de otros países del planeta, o pirulas que se dice comúnmente.

Pero esto no es lo único curioso de los taxistas en Pekín. Si tu te subes con prisa y le dices, “Mire llego tarde, así que por favor vaya un poco más deprisa”, ni cortos ni perezosos en ese mismo momento te contestarán “Si quieres ir rápido vete en metro”. A lo que claro, no sabes que contestar porque te quedas pasmada en el sitio. Y esto no es algo que haya oído una vez ni dos, es una contestación más que habitual.

Por ejemplo ayer, volvíamos de ChaoYang, un parque enorme en el centro de Pekín, que por cierto acogió los eventos de volley playa y algunos de tenis durante los JJ.OO. del verano pasado, cuando un taxista se empeñó en que nos fuéramos en metro porque íbamos a tardar menos.

Es más, nos dijo que iba a haber mucho atasco cerca de nuestra casa y nos llevó hasta la parada de metro más cercana y paró el coche. Le tuvimos que insistir en que por favor siguiera a delante y nos llevara hasta nuestra urbanización.

¿Es que tan pocas ganas tienen de trabajar? ¿Por qué ese empeño de tirar piedras contra su propio tejado instando al cliente a que utilice el transporte público?

Pero a veces en los taxis, esas veces en que se dignan a llevarte hasta tu destino, también se aprenden cosas interesantes.

Yo, que no sigo las noticias deportivas en absoluto, me he enterado, gracias al espacio publicitario del asiento del copiloto, que este próximo fin de semana (del 17 al 19 de Abril) se dan cita los grandes de Fórmula 1 en Shanghai, en el Gran Prix de China.



Y como veis ahí está nuestro Alonso, pero claro está, con su nombre chino. Y es que aquí todo el mundo recibe un nombre acorde con la pronunciación local.

En este caso a Alonso, y a su Renault, le han dado un nombre fonéticamente parecido a como se pronuncia en castellano, es decir su nombre no tiene significado sino que es una traducción fonética.

De esta manera, a Fernando Alonso, los chinos le llaman 阿隆索 (que se pronuncia A Long Suo) y a Renault lo llaman 雷诺 车队 (que se pronuncia Lei Nuo Che Dui). Los últimos dos caracteres simplemente hacen alusión a que Renault es una escudería.

Así que cómo dirían los chinos: 阿隆索加油!A Long Suo Jia You! (¡A por ellos Alonso!)

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