martes, 28 de octubre de 2008

Una Nueva Realidad

El otro día leía una noticia que me hizo pensar en el futuro de la sociedad global que se está creando, en el marco del uso de Internet y las nuevas tecnologías, en los últimos años.


Una mujer ha sido arrestada en Japón por el asesinato de su marido virtual.


Resulta que esta señora, una profesora de piano de 43 años, residente de la ciudad japonesa de Miyazaki, se había casado, en su vida virtual, con un oficinista de 33 que vive en la también japonesa ciudad de Sapporo (situada a 1000 km de Miyazaki).


El matrimonio se había conocido a través de sus personajes virtuales, llamados alter ego o avatares, en el juego de origen Coreano "Maple Story" que está causando especial sensación en el extremo oriente, y que por cierto acabo de descubrir que está capado en China.


En este juego, según la BBC, los avatares interactúan en diferentes niveles, sorteando obstáculos, luchando contra monstruos y estableciendo relaciones sociales y comerciales.




El pasado Mayo, motivada por la ira de saber que su marido se había divorciado de ella en MapleStory, sin haberla avisado con antelación, la profesora decidió acceder al juego con la clave de su ex-pareja virtual y hacer desaparecer a su avatar, en lo que se ha considerado un asesinato virtual.


La historia de amor, o desamor, en la red ha acabado con la detención de la profesora de piano, que ahora se enfrenta a una posible condena de 5 años en prisión o una multa de US$5.000, no por la muerte del marido sino por acceso ilegal a sistemas informáticos, según explica la BBC en su artículo en español.


Este podría considerarse es primer asesinato pasional y virtual de la historia, pero algo me dice que no va a ser el último.


Esta truculenta historia me ha hecho recordar un documental que un amigo me recomendó el mes pasado, también de la BBC, llamado "Visiones del Futuro", en el que el presentador se adentra en el mundo de Second Life (SL), otra, y diría la mas conocida, de las llamadas realidades virtuales en las que la gente se crea, no solo un avatar, sino una completa nueva vida modelada a su gusto. Un mundo virtual, sin limitaciones, donde todo es posible.



Podéis ver un video de you tube que lo explica aquí.


Algunos dirán que ahí reside su gracia, yo digo que ahí mismo también reside el problema. Pero dejadme primero que os cuente lo que decía el documental.


El presentador se crea un avatar en SL y nos presenta a una pareja que, 6 meses después de haberse conocido online a través de sus avatares, decidieron casarse, esta vez si, en la vida real. La historia curiosa es la de ella: Elaine se dedica ahora a diseñar y vender zapatos y joyas para avatares en SL. Vende productos virtuales en un mundo virtual, y gana dinero real, tanto, que dejó su trabajo anterior porque, según ella, en SL gana más dinero que en cualquier otro trabajo que haya tenido antes.


Elaine dentro de lo que cabe es un adulto, más o menos socialmente aceptado, que ha desarrollado un nuevo modelo de negocio, pero ¿qué ocurre con adolescentes inadaptados que recurren a las realidades virtuales como vía de escape a sus problemas reales?


El principal problema que yo veo en estos mundos virtuales es que hacen que determinados individuos, cuya vida social real no es la más deseable, se vean crecidos y a gusto en su realidad virtual paralela, tanto que decidan quedarse a vivir en ella. Prefieren su nueva personalidad a la propia.


Como es el caso de la británica Sara Rogers, otro de los entrevistados en el documental del que os hablaba. Sara, estudiante universitaria de historia, ya asegura sentirse más a gusto en su mundo virtual de "World of Warcraft" (otro juego online) que en la vida real, un mundo en el que sus amigos virtuales no opinan que sea una persona tímida. Su argumento: se siente más “ella misma” en este nuevo mundo al que pertenece, porque puede hablar más libremente. Y según ella, puede hablar de manera más libre porque exenta de las presiones sociales, su avatar tiene más tiempo para pensar lo que va a decir a continuación. Lo que en mi opinión es una clara pérdida del sentido del tiempo real. Un paso más hacía el oscuro y profundo mundo de una realidad y personalidad paralela que no la va a ayudar en el futuro de sus relaciones sociales reales.


Este es el problema: que lo virtual desluzca lo real, que las relaciones humanas pasen a ser exclusivamente desarrolladas en un entorno informático, en el que el contacto físico no exista. Aunque por supuesto, en SL puedas asistir a sesiones sadomasoquistas u orgías, a las que no te atreverías a asistir en el mundo real.


El problema, repito, es que, y digo esto dirigiéndome a estos extremistas virtuales, por mucha vida de avatar que tengas, sigues siendo una persona de carne y hueso, que parapetada tras tu brillante y confortable pantalla del ordenador, vas a crear un mundo ilusorio que, cada vez más, te va a alejar de la realidad, imposibilitándote gradualmente el desarrollo de las habilidades sociales para la interacción humana.


En otras palabras, cuando en vez de tener que escribir “¿hola que tal estás?” tengas que acercarte a alguien y darle la mano, o en nuestra cultura, dos besos, ese esfuerzo va a ser tan inhumano para tu concepción de avatar, que vas a quedarte paralizado ante una situación tan común y sencilla como es la de presentarte a otro ser humano. O cuando en una entrevista de trabajo tengas que reaccionar ante una pregunta, y tengas a una persona enfrente que está esperando tu respuesta, no vas a tener ese tiempo de reacción infinito de la red, vas a tener que reaccionar de manera rápida y coherente. ¿Será Sara capaz de hacerlo? Como diría Pedro Muñoz Seca en la Venganza de Don Mendo: “Permitidme que en creerlo luche”.


Según el documental, hoy en día más de 30 millones de personas pasan una media de 20 horas semanales en sus mundos virtuales.


Y entonces, enfrentándonos a una realidad ya existente, palpable y presente como es la de los mundos virtuales, hay que buscar una solución. Si me preguntáis a mí: La educación es la solución. Desde años tempranos hay que educar a los niños de esta nueva generación tecnológica, a lo que se enfrentan, hay que educarles en la mesura del uso de Internet y sus funcionalidades y mundos virtuales.


Hay que educarles para que nuestra raza no acabe siendo como la que refleja el mundo de la última película de animación de Pixar, Wall-e, en el que los seres humanos han llegado a tal estado de informatización, en el que su vida se basa en estar 24 horas tumbados frente a una pantalla en un cómodo sillón, sin saber ni recordar lo que significa la interacción humana.


Y es que, como todo en esta vida, lo bueno es el uso, y no el abuso.

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