sábado, 18 de octubre de 2008

China no se reformó en un día


El emperador Romano Adriano, dijo una vez, mientras estaban construyendo el Imperio Romano "Brick by brick my citizens, brick by brick." (“Ladrillo a ladrillo, mis ciudadanos, ladrillo a ladrillo”)


Y eso es lo que el gobierno chino está haciendo, o mejor: es lo mismo, pero al revés: Están quitando, una a una, las piedras que conformaban el muro que les separaba del mundo (no literalmente claro, no están derribando la Gran muralla, no.) Pero si que van dando pequeños en su apertura a la comunidad internacional.


La última piedra: la extensión de la ley que regula lo que los periodistas extranjeros pueden, o no pueden, hacer en territorio chino.


En Enero del año pasado, de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, entró en vigor una normativa que permitía a los periodistas extranjeros hacer entrevistas a organizaciones e individuos, sin tener que pedir permiso previo a las autoridades, como era necesario hasta entonces. A partir de esta fecha solo necesitaban el consentimiento del entrevistado.


La validez del paquete de nuevas reglas que incluía a su vez la libre circulación por el país de los profesionales de la información, sin tener también que pedir permisos especiales, terminaba ayer viernes. Y esta semana había dudas de si las renovarían, o simplemente volverían a la práctica habitual anterior.


Afortunadamente, según informa Xinhua, y de lo que se hace eco la BBC, parece que la norma referente a las entrevistas seguirá en pie. Auqnue, eso sí, permanece como incógnita si también renovarán la libertad de movimiento, ya que esto se presenta como algo seguramente más peligroso para el afán de control del gobierno.


Puede que no sea la medida completa deseable, pero algo es algo, y desde luego es más que nada.


Comentaba ayer con un amigo periodista español, que ha venido de visita, que uno de mis grandes temores era que tras los JJ.OO volvieran a cerrar/censurar el acceso a las páginas de Internet que habían abierto, de cara a la galería.


Esto ya lo he comentado muchas veces: ahora desde China podemos acceder a páginas antes censuradas, como por ejemplo la BBC, la CNN, Wikipedia o Amnistía Internacional. Todas ellas siguen abiertas a día de hoy. Y algunos me dirán, que incluso estando accesibles, los chinos no las visitan. Pero lo importante de la información es que esté ahí, disponible, para cuando los chinos estén preparados para conocerla. Y ahora tienen esa opción. Ahora pueden elegir.


Me da igual que venga alguien a decirme que no, que todo esto son solo medidas en la forma que no van a cambiar nada el fondo. Puedo estar de acuerdo en que son medidas de forma, pero, poco a poco tienen que ir, irremediablemente, calando en el fondo.


Y era evidente, aunque en China nunca puedes dar nada por hecho, que lo normal y deseable era que dejaran intactos estos pequeños signos de apertura, ya que en la posición que está ahora mismo este país, es más fácil dar un paso hacia delante, que uno hacia atrás.


Y si Roma, finalmente y con el tiempo, llegó a construirse, estoy segura de que china también llegará a reformarse.

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