lunes, 27 de octubre de 2008

El nuevo Coledón

Desde que estoy en China, familia y amigos están más pendientes de lo que pasa en este lado del mundo. El otro día, mi prima me mandaba una noticia, digamos, curiosa.


(China) Convierte condones en gomas para el pelo.


La verdad es que me preocupó que no me sorprendiera mucho la noticia, no porque no sea una guarrada, sino porque a estas alturas, de los chinos ya puedo esperarme cualquier cosa.


El caso es que tirando un poco del link que me adjuntaba en su mail, llegué a la noticia original publicada en China Daily, el pasado 13 de Noviembre.


Este nuevo coledón, o coletero-condón (el nombre me lo invento yo, pero es que me ha parecido extremadamente fácil y obvio), gusta a los comerciantes, que ya han servido numerosos pedidos a bazares, pequeñas tiendas y centros de belleza, que también están apostando fuerte por este producto “reciclado”, ya que su precio es casi irrisorio: 10 coledones por 25 fen (unos 3 céntimos de euro).



Las ventajas para los productores y distribuidores están claras, pero ¿Cuáles son los problemas para el último consumidor? No pocos.


Los coledones fueron principalmente distribuidos en la provincia de Guangdong (el Cantón) al sur del país, y los doctores de dicha provincia aseguran que el uso de estos accesorios para el pelo podría causar el contagio de enfermedades como el SIDA, verrugas genitales y otras enfermedades de transmisión sexual.


Según el Dr. Dong, dermatólogo del hospital de la policía armada de Guangzhou (capital del Cantón) “Existen muchas bacterias y virus en los coleteros de goma fabricadas con preservativos usados. La gente podría infectarse al sujetar los coleteros con la boca mientras se recogen el pelo.”


Un periódico local, el New Express Daily, asegura que según algunas fuentes, este tipo de accesorios podrían también contener basura importada de otros países y que algunos “centros de entretenimiento locales” habrían contribuido con la materia prima necesaria, es decir, condones usados.


Eso sí, sigue sin conocerse al fabricante de tan revolucionario producto, ni el proceso que este utiliza para convertir los preservativos usados en coleteros de colores.


Por su parte la reacción de los consumidores fue tajante. Muchos desconocían el origen y las materias primas utilizadas en sus bonitos y vistosos coledones, que compraban en tiendas o que les colocaban en las peluquerías. Pero al enterarse, todos coincidieron en que es algo terriblemente antihigiénico y asqueroso.


El gobierno tampoco tardó en pronunciarse sobre el tema. Un oficial de la administración de industria y comercio de Guangzhou, declaró que va contra la ley producir o vender bienes fabricados a partir de condones usados, y que la administración perseguiría a aquellos que incumplan las leyes.


Parece mentira que el gobierno tenga que decirlo, y me parece peor aún que a nadie se le haya ocurrido la brillante idea en primer lugar. En las campañas de concienciación chinas deberían empezar a explicar que el reciclar es bueno para el medio ambiente, pero que todo tiene un límite.


Yo, por si acaso, y aunque la noticia sea del año pasado, voy a llevar el pelo suelto durante una temporada.


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