jueves, 14 de mayo de 2009

Selectividad y Robo de Identidades

Pongámonos en situación:

Tú eres un oficial de policía, para más datos, de la oficina de seguridad pública del condado de Shaodong, en la sureña provincia de Hunan. Tienes una hija, previsiblemente única debido a la política de planificación familiar del gobierno del Partido Comunista Chino. Pero, según parece, tu único vástago ha resultado ser un poco zote y ha suspendido el examen de entrada a la universidad (lo que en España antes equivaldría a la selectividad.. creo que ahora ni eso) y claro, el poco éxito de tu hija te va a hacer perder la cara frente a tus amigos y colegas, porque en China los logros o las pérdidas personales van solo encaminados a llenar de orgullo o vergüenza a los padres, y no están tan relacionados con la individualidad como se puede entender en Occidente. En China, si tú suspendes, la culpa es de tus padres que no han sabido educarte bien, y no tuya propia porque no has sido capaz de hincar los codos y centrarte en tus estudios.

El caso, es que como oficial de policía con guanxi (contactos y enchufes) y acceso a papeles oficiales, ante el fracaso de tu hija tienes tres opciones:

a) La reprendes, la castigas sin verano y consigues que estudie más el próximo año para que pueda repetir y aprobar el examen y acceder a la universidad. (Lo que hace que sigas perdiendo la cara por que tu hija no ha sido capaz de entrar a la universidad en su primer año.)

b) La das por perdida y la buscas un trabajo como modelo de pies o cajera en un supermercado. (Lo que hace que sigas perdiendo la cara porque tu hija no ha sido capaz de entrar a la universidad.)

c) Falsificas documentos oficiales, robas la identidad de una de sus compañeras de clase que sí que ha trabajado duro y ha sacado buenas notas para poder abrirse camino desde su origen campesino, y haces que tu hija vaya a la universidad de todas todas, aunque tengas que empezar a llamarla Ana en vez de María.

¿Y a que no adivináis que opción eligió el Sr. Wang Zhengrong? ¡Premio! Zhengrong optó por la respuesta C, asegurándose así de que su hija, aunque no se lo mereciera, tuviera un puesto en la universidad, condenando a su compañera de clase a otro año de colegio para poder volver a hacer un examen que ya había aprobado.

Esto es exactamente lo que le pasó en 2004 a Luo Caixia, que se dio cuenta de que algo raro estaba pasando con su identidad cuando fue a un banco a intentar pedir una tarjeta de crédito y se la denegaron porque aparentemente sus datos personales pertenecían a otra persona.

A partir de entonces, Caixia está intentando ponerle solución a su problema de identidad por la vía legal, ya que dice que no puede pedir certificados escolares u otros documentos oficiales que necesita porque estos ya han sido enviados a la otra persona que está usando su nombre.

Pero como en el fondo el tiempo pone a cada uno en su lugar, Luo Caixia consiguió su merecido puesto en otra universidad, y el policía Wang Zhengrong ha sido arrestado y acusado de falsificación y alteración de documentos y sellos oficiales… y, supongo yo que alguien debería acusarle también de suplantación de identidad.

Pero, ¿cómo pretendía vivir el padre sabiendo que su hija no debía tener lo que tenía y que estaba arruinando la vida de otra pobre niña? Aunque seguramente la hija no tuviera ni voz ni voto en este asunto, ¿cómo se sentiría sabiendo que su padre estaba tan avergonzado de ella que cambió su identidad por la una compañera más lista aunque con una posición social menos agraciada?

Y al final el padre, por no saber afrontar su realidad, y por intentar no perder la cara, ha perdido hasta la libertad.

Moraleja a): La próxima vez falsifica las notas pero no robes identidades, que te pueden descubrir.

Moraleja b): Si tu hija no es muy lista, o simplemente es una vaga, apechuga, anímala a que sea buena en algo que esté al alcance de sus posibilidades, o a que se centre en sus estudios, y quiérela igual.

¿Cuál de las dos moralejas elegiría el policía?

Fuentes: Reuters.com / BBC.com

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