viernes, 31 de octubre de 2008

¿Somos lo que comemos?

Espero que esto solo sea una manera de hablar, porque si fuera cierto yo sería una taza, una tetera, una cuchara o un cucharón. Pero todos ellos de plástico claro, ya que por lo que parece el uso de la famosa melamina está cada vez más presente en los productos alimenticios que tomamos en China, y teniendo en cuenta el volumen de las exportaciones, seguramente en muchas otras partes del mundo.


Del escándalo de la leche con plástico hemos pasado a los huevos con plástico. Y cuando leía el titular de la noticia, algo así como “Encuentran melamina en la producción de huevos”, tonta de mí, lo primero que se me ocurrió fue ¿Cómo se las apañan estos chinos para meter la melamina en los huevos?




Como ya expliqué en mi post Leche con Plástico cuando saltó la crisis de la industria láctea, la melamina se utiliza para hacer que los alimentos, al ser sometidos a los test de calidad, aparezcan más ricos en proteínas de lo que verdaderamente son, es decir, que aparezcan artificial y tóxicamente proteínicos.


El caso es que, obviamente, los chinos no se dedican a añadir melamina a los huevos, sino que directamente la añaden en la comida de las gallinas, para que estás por extensión, la traspasen a los huevos.


En un arrebato de lucidez algún manager debió acordarse de que en algún momento de su educación aprendió aquella fórmula lógica de “Si A= B y B = C entonces A = C”. Tras lo cual, y en un acto de aplicación de sus conocimientos, llegó a la conclusión de que “Si le da Melamina a las gallinas, y las gallinas ponen huevos, entonces ¡los huevos tendrán melamina!” Brillante… mente tóxico.


O a lo mejor no, a lo mejor fue un típico acto chino de copiar ideas ajenas o como otros lo llaman ingeniería inversa (un práctica muy extendida en este país) y digo esto porque no hay que olvidar que el año pasado fue comida de gatos y perros exportada a los Estados Unidos la que estaba igualmente contaminada con melamina.


Más allá de la mala praxis China, parece que las autoridades pertinentes han preferido correr un tupido velo esperando que el jaleo mediático que ha formado la crisis financiera mundial haga que este nuevo caso de inseguridad en la producción de alimentos pase desapercibida.


Según la BBC, a principio de Octubre el ministerio de sanidad empezó a investigar un productor de huevos local al norte del país, y poco después prohibió cualquier tipo de entrevista o cobertura mediática sobre el tema. Sospechoso, ¿no?


Ahora parece que tras algunas pruebas en Hong Kong, hay otras tres grandes marcas de huevos de gallina de la China continental contaminadas con el susodicho químico, y ninguno de los grandes periódicos chinos con información en inglés parece estar publicando nada al respecto. He encontrado alguna noticia en chino, pero lo único que dice es que no hay problema, que los consumidores pueden seguir comprando huevos.


Pero curiosamente, la portada digital en inglés de la agencia china de noticias Xinhua, abre hoy con la siguiente noticia:





(Test por parte de las autoridades chinas) Encuentran productos alimenticios importados de Japón contaminados con químicos


En lo que a mi me suena a un claro “¡Pues ellos también!”. Será verdad y los japoneses también añadirán guarrerías a sus productos (de hecho estoy convencida de que todos los países lo hacen en mayor o menor medida). En este caso, y según Xinhua, su vecino y por décadas odiado Japón, utiliza tolueno y ácido acético en su salsa de soja y en la mostaza. Una mezcla que puede provocar dolor de cabeza y vómitos al consumidor.


¿Los vómitos y el dolor de cabeza del tolueno y el ácido acético gana a las piedras en el riñón y miles de niños enfermos y 4 muertos de la melamina? Yo creo que no.


Y así como aplaudo el hecho de que cuenten lo que hacen otros mal, llevar esa noticia en portada, y no decir absolutamente nada de lo propio… ¡Manda huevos! Y literalmente, yo mandaría huevos a los japoneses para que ellos hagan las pruebas necesarias y así devuelvan la acusación (y es que a un “y tu también” solo se puede responder con un “rebota, rebota que tu culo explota”) y así les pongan la cara colorada a los chinos y que entiendan que como dice la sabiduría popular “mal de muchos, consuelo de tontos”.


Yo mientras, parece que estoy teniendo suerte con estos productos tan poco sanos, he de decir que por pura casualidad, porque entre productos chinos elijo al azar, pero resulta que mi azar acertó y ni mi leche ni mi yogurt eran de las marcas contaminadas, y desde luego los huevos no lo serán, porque los compro al peso en una mini verdulería del hutong de detrás de mi casa, lo que quiere decir que no son de las cuatro grandes productoras de huevos del país, sino que son de las cuatro gallinas que tiene la señora del puesto en su huerto a las afueras de la capital.


Eso si, tendré que preguntarle con que las alimenta. Pero la verdad no quiero imaginarme la cara de la verdulera cuando me plante en su tienda y muy seria y preocupada le diga ¿Oiga señora, usted que le da de comer a sus gallinas?


Mientras tanto, solo nos queda esperar y ver que será lo próximo. Se admiten apuestas.

jueves, 30 de octubre de 2008

Nuestros pequeños amigos asiáticos

Hoy un taxista me ha dado un alegrón, y a la vez me ha dejado congelada de sorpresa.


La historia ha sido algo así: Me subo al taxi, le indico al conductor donde ir, y le doy una mínima indicación (y digo mínima por que solo tenía que seguir recto por una avenida), para que sepa que conozco el camino y no intente darme una vuelta innecesaria. Me repite el itinerario:


- Todo recto, ¿verdad?

- Si, todo recto.


Hasta aquí todo normal. Pasados 15 segundos, me pregunta que de dónde soy, le contestó que de España, y muy sorprendido, me echa una mirada incrédula asomándose por el espejo retrovisor, y como si no se lo creyera, se da la vuelta y me vuelve a mirar detenidamente (y sí, todo esto sin dejar de conducir y sin prestar atención a la carretera).


Con su cara de sorpresa y volviendo a su indiscreto escrutinio a través del espejo, me lanza una pregunta que me ha dejado helada:


- ¿Y entonces, quien es chino, tu padre o tu madre?

- Ninguno de los dos. Ambos son españoles. – le digo no entendiendo muy bien que es lo que está pasando.

- ¿Entonces no tienes familia china?- me repite como si le estuviera mintiendo.

- No, no tengo ningún pariente chino, ni descendencia china.

- ¿Y cuanto dices que llevas en China?

- Casi dos años- le contesto.


Parece que se da por satisfecho y la conversación sigue por los derroteros acostumbrados cuando le dices a un chino que eres español: Que si los toros son españoles, que si todos toreamos… lo normal, teniendo en cuenta que cada sábado la televisión nacional China, la CCTV, retransmite (nunca he terminado de entender por qué) las corridas de toros españolas.


El caso es que el alegrón me lo ha dado porque, como me ha dicho una amiga mía después, se ha podido equivocar, y pensar que soy china, por mi estupendo acento mandarín-pekinés. Me gustaría pensar que así es, pero la verdad lo dudo.


Por otro lado su comentario me ha sorprendido por lo obvio: los extranjeros en China son fácilmente reconocibles, y nos supone un problema en algunas situaciones, por ejemplo en el momento de regatear y conseguir un precio chino y aceptable.


De hecho, el otro día fui protagonista de una conversación, que la verdad hizo que me enfadara en exceso: Estaba en un mercado chino con un amigo que había venido de visita, y él quería comprar un scroll chino, uno de esos desplegables con pinturas o caracteres para colgar a modo de decoración. El caso es que la vendedora nos da un precio demasiado alto. Y sabemos que era demasiado alto, porque unos días antes ya habíamos comprado, en otro mercado, unos cuantos iguales a un precio bastante más bajo.


Le explico esto mismo, y ni corta ni perezosa, me dice que ya lo sabe, pero que no me puede dar un precio más bajo porque soy laowai, osea, extranjera, que si fuera china si me lo podría dejar más barato. Debí quedarme pálida en el sitio, y en ese preciso momento lamenté no haber aprendido más “palabras feas” en chino, como las llama mi profesor.


Lo peor de esto es que era el último día en Pekín de mi amigo, y pese a mis protestas y ruegos, decidió que era su última oportunidad de comprar el scroll que era un regalo que tenía pendiente. La respuesta de la señora, por no llamarla de otra manera, no me sorprendió por su contenido, sino por que tuviera el rostro de soltarme semejante barbaridad a la cara.


Los laowais ya sabemos que con nuestras caras de blanquitos y nuestros ojos redondos estamos en desventaja, y sabemos que eso es precisamente lo que todos los comerciantes piensan cuando nos miran, y ven simplemente huchitas cerdo a la que dar un martillazo y vaciar, pero lo que desde luego no esperamos, es que nos lo digan de manera tan descarada.


Pero volviendo al error del taxista: luego pensándolo se me ha ocurrido que, llevando un corte de pelo chino (algo casi inevitable cuando vas a una peluquería local durante varios años), un moreno casi transparente (algo que tampoco puedes cambiar tras dos veranos en el país), y las gafas de sol puestas, el conductor simplemente no se ha fijado en que mi cuerpo es como si pusieras a dos chinas juntas.


Y es que esa es otra de las grandes diferencias que saltan a la vista entre la mayoría de las asiáticas y las occidentales: la propia constitución del cuerpo. Las occidentales tienen unas caderas, un trasero y un pecho lleno de curvas, de las que las asiáticas en su mayoría carecen.


Y esto, la pequeña constitución de los asiáticos, me recuerda a una curiosa noticia que leía ayer, sobre uno de nuestros países vecinos en este lado del mundo:


Vietnam está pensando en prohibir a gente con el pecho pequeño poder conducir motocicletas


Según la información de Associated Press, el ministerio de sanidad ha anunciado recientemente que aquellas personas con pechos (cajas torácicas) de menos de 71.12 cm. se les podría prohibir conducir motos. La prohibición se extiende a aquellas personas que sean muy bajitas, muy delgadas, con sinusitis, un hígado de gran tamaño o alguna otra condición médica.


Esto forma parte de un exhaustivo paquete de medidas que intenta asegurar que los conductores vietnamitas tengan un buen estado de salud. Las restricciones cubrirían la mayoría de los 20 millones de motocicletas en uso en Vietnam, pero no serían aplicables a coches y camiones.


Lo que ocurre es que las motos corresponden al 90 % de los vehículos que circulan por las caóticas carreteras de este país asiático, que de paso os diré, son consideradas unas de las más peligrosas del mundo.


Y claro en un país de gente pequeña y escaso poder adquisitivo (donde la motocicleta ya os he dicho que es el transporte estrella) las medidas han causado horror entre la población, cuya mayoría ya teme tener que apearse, en este caso, de la moto, por motivos de tamaño.


Para que os hagáis una idea de las proporciones de los vietnamitas, según Associated Press, en Vietnam, el hombre medio mide 1,64 metros y pesa 55 kilos, y la mujer mide 1,55 metros y pesa 47 kilos.


Así que, por lo menos, ya se que si voy a Vietnam, yo no voy a tener ningún problema para conducir una moto. ¡Y es que alguna ventaja tenía que tener sacarles dos cuerpos y dos cabezas a las delicadas mujeres asiáticas!


¡Para que luego digan que el tamaño no importa!

miércoles, 29 de octubre de 2008

Hace frío y yo no me río

Pekín ha amanecido hoy con un día completamente invernal, y es que eso sería lo normal un 28 de Octubre. Y digo sería lo normal, porque este año el invierno está tardando en llegar a la capital China. A estas alturas el año pasado ya habíamos sufrido casi un mes de intenso frío: pasamos directamente del asfixiante verano al insoportable invierno en un abrir y cerrar de ojos. Este año sin embargo, hemos estado disfrutando de un Octubre puramente otoñal, con inusitados cielos azules y días de hasta temperaturas, digamos, agradables.


Pero es en días como estos, que el intenso invierno pekinés se siente inminente, cuando recuerdo que, aun a finales de Octubre, voy a tener que esperar otros 15 días para poder tener calefacción en casa. Y es que la calefacción central, controlada por el Partido, es otro de los aspectos “comunista-descafeinado” que quedan en este país asiático. Es un sistema que podría definirse como “Una de cal, y otra de arena”.


Y me explico: Por un lado, todos tenemos calefacción central a la misma vez, lo que parece justo, decía antes, en un sistema comunista. El gobierno lo da, el gobierno lo quita, pero para todos por igual.


Lo curioso de este asunto es que NO es para todos igual.


En un golpe de lucidez, a alguien se le ocurrió que los chinos que viven en el sur, marcando la línea divisoria el Rio Yangtze, no llegan a temperaturas tan bajas como en el Norte, así que no necesitan calefacción en absoluto, ni mucha, ni poca, ni nada. Es decir, que el que viva al sur del río, y no tenga dinero suficiente para comprarse un calefactor eléctrico o uno de esos aparatos de aire acondicionado que también proporcionen aire caliente, se enfrenta a un invierno largo y atroz.




Cierto es que las temperaturas en el sur no son como las del Norte: En la capital el año pasado llegamos a los -11ºC y en el sur solo rozan los 0ºC o como mucho los -2/-4ºC, según la zona.


De cualquiera de las maneras, llamarme burguesita, pero viniendo de una casa española donde el invierno se pasa en un acondicionado hogar a 23ºC, los 0ºC del sur me parecen la más cruel de las torturas.


Así que sabiendo el frío que van a pasar los pobres del otro lado del río, incluyendo Shanghai, Hangzhou, Nanking y Suzhou casi me da vergüenza quejarme, y os diré que me siento afortunada de vivir en una región donde el gobierno considera que hace el suficiente frío como para enchufar la calefacción central, aunque sea el 15 de Noviembre.


Pero lo peor viene después, cuando el 15 de Marzo deciden quitarla, y claro, en el norte, hasta finales de Abril, principios de Mayo no empieza a hacer una temperatura agradable como para prescindir de la calefacción, lo que ha conseguido que mi nuevo mejor amigo sea un pequeño calefactor eléctrico que me acompaña por la casa allá donde voy, cual perrito faldero.


Y os diré más, hay un pequeño problema añadido, y es que estos chinos locos, el año pasado decidieron quejarse al gobierno (¡en que cabeza cabe!) protestando porque en las casas hacía demasiado calor, lo que resultó en una bajada de la temperatura general en las afortunados hogares acondicionados con sistema central. En otra palabras: ya el invierno pasado la calefacción estaba a la increíble temperatura de16ºC, lo que repito, para mi ni es calefacción ni es nada.


Así que este año, en cuanto quiten los ventiladores y pongan de nuevo los calefactores en la sección de electrodomésticos de mi supermercado de confianza, voy a ir a extender mi círculo de amigos, y a traerme conmigo a casa, por lo menos, otros 2 calefactores más.


Que yo, si hay que ser comunista lo soy, pero eso sí, calentita.

Y es que cuando hace frío, yo desde luego, no me rio.

martes, 28 de octubre de 2008

Una Nueva Realidad

El otro día leía una noticia que me hizo pensar en el futuro de la sociedad global que se está creando, en el marco del uso de Internet y las nuevas tecnologías, en los últimos años.


Una mujer ha sido arrestada en Japón por el asesinato de su marido virtual.


Resulta que esta señora, una profesora de piano de 43 años, residente de la ciudad japonesa de Miyazaki, se había casado, en su vida virtual, con un oficinista de 33 que vive en la también japonesa ciudad de Sapporo (situada a 1000 km de Miyazaki).


El matrimonio se había conocido a través de sus personajes virtuales, llamados alter ego o avatares, en el juego de origen Coreano "Maple Story" que está causando especial sensación en el extremo oriente, y que por cierto acabo de descubrir que está capado en China.


En este juego, según la BBC, los avatares interactúan en diferentes niveles, sorteando obstáculos, luchando contra monstruos y estableciendo relaciones sociales y comerciales.




El pasado Mayo, motivada por la ira de saber que su marido se había divorciado de ella en MapleStory, sin haberla avisado con antelación, la profesora decidió acceder al juego con la clave de su ex-pareja virtual y hacer desaparecer a su avatar, en lo que se ha considerado un asesinato virtual.


La historia de amor, o desamor, en la red ha acabado con la detención de la profesora de piano, que ahora se enfrenta a una posible condena de 5 años en prisión o una multa de US$5.000, no por la muerte del marido sino por acceso ilegal a sistemas informáticos, según explica la BBC en su artículo en español.


Este podría considerarse es primer asesinato pasional y virtual de la historia, pero algo me dice que no va a ser el último.


Esta truculenta historia me ha hecho recordar un documental que un amigo me recomendó el mes pasado, también de la BBC, llamado "Visiones del Futuro", en el que el presentador se adentra en el mundo de Second Life (SL), otra, y diría la mas conocida, de las llamadas realidades virtuales en las que la gente se crea, no solo un avatar, sino una completa nueva vida modelada a su gusto. Un mundo virtual, sin limitaciones, donde todo es posible.



Podéis ver un video de you tube que lo explica aquí.


Algunos dirán que ahí reside su gracia, yo digo que ahí mismo también reside el problema. Pero dejadme primero que os cuente lo que decía el documental.


El presentador se crea un avatar en SL y nos presenta a una pareja que, 6 meses después de haberse conocido online a través de sus avatares, decidieron casarse, esta vez si, en la vida real. La historia curiosa es la de ella: Elaine se dedica ahora a diseñar y vender zapatos y joyas para avatares en SL. Vende productos virtuales en un mundo virtual, y gana dinero real, tanto, que dejó su trabajo anterior porque, según ella, en SL gana más dinero que en cualquier otro trabajo que haya tenido antes.


Elaine dentro de lo que cabe es un adulto, más o menos socialmente aceptado, que ha desarrollado un nuevo modelo de negocio, pero ¿qué ocurre con adolescentes inadaptados que recurren a las realidades virtuales como vía de escape a sus problemas reales?


El principal problema que yo veo en estos mundos virtuales es que hacen que determinados individuos, cuya vida social real no es la más deseable, se vean crecidos y a gusto en su realidad virtual paralela, tanto que decidan quedarse a vivir en ella. Prefieren su nueva personalidad a la propia.


Como es el caso de la británica Sara Rogers, otro de los entrevistados en el documental del que os hablaba. Sara, estudiante universitaria de historia, ya asegura sentirse más a gusto en su mundo virtual de "World of Warcraft" (otro juego online) que en la vida real, un mundo en el que sus amigos virtuales no opinan que sea una persona tímida. Su argumento: se siente más “ella misma” en este nuevo mundo al que pertenece, porque puede hablar más libremente. Y según ella, puede hablar de manera más libre porque exenta de las presiones sociales, su avatar tiene más tiempo para pensar lo que va a decir a continuación. Lo que en mi opinión es una clara pérdida del sentido del tiempo real. Un paso más hacía el oscuro y profundo mundo de una realidad y personalidad paralela que no la va a ayudar en el futuro de sus relaciones sociales reales.


Este es el problema: que lo virtual desluzca lo real, que las relaciones humanas pasen a ser exclusivamente desarrolladas en un entorno informático, en el que el contacto físico no exista. Aunque por supuesto, en SL puedas asistir a sesiones sadomasoquistas u orgías, a las que no te atreverías a asistir en el mundo real.


El problema, repito, es que, y digo esto dirigiéndome a estos extremistas virtuales, por mucha vida de avatar que tengas, sigues siendo una persona de carne y hueso, que parapetada tras tu brillante y confortable pantalla del ordenador, vas a crear un mundo ilusorio que, cada vez más, te va a alejar de la realidad, imposibilitándote gradualmente el desarrollo de las habilidades sociales para la interacción humana.


En otras palabras, cuando en vez de tener que escribir “¿hola que tal estás?” tengas que acercarte a alguien y darle la mano, o en nuestra cultura, dos besos, ese esfuerzo va a ser tan inhumano para tu concepción de avatar, que vas a quedarte paralizado ante una situación tan común y sencilla como es la de presentarte a otro ser humano. O cuando en una entrevista de trabajo tengas que reaccionar ante una pregunta, y tengas a una persona enfrente que está esperando tu respuesta, no vas a tener ese tiempo de reacción infinito de la red, vas a tener que reaccionar de manera rápida y coherente. ¿Será Sara capaz de hacerlo? Como diría Pedro Muñoz Seca en la Venganza de Don Mendo: “Permitidme que en creerlo luche”.


Según el documental, hoy en día más de 30 millones de personas pasan una media de 20 horas semanales en sus mundos virtuales.


Y entonces, enfrentándonos a una realidad ya existente, palpable y presente como es la de los mundos virtuales, hay que buscar una solución. Si me preguntáis a mí: La educación es la solución. Desde años tempranos hay que educar a los niños de esta nueva generación tecnológica, a lo que se enfrentan, hay que educarles en la mesura del uso de Internet y sus funcionalidades y mundos virtuales.


Hay que educarles para que nuestra raza no acabe siendo como la que refleja el mundo de la última película de animación de Pixar, Wall-e, en el que los seres humanos han llegado a tal estado de informatización, en el que su vida se basa en estar 24 horas tumbados frente a una pantalla en un cómodo sillón, sin saber ni recordar lo que significa la interacción humana.


Y es que, como todo en esta vida, lo bueno es el uso, y no el abuso.

lunes, 27 de octubre de 2008

El nuevo Coledón

Desde que estoy en China, familia y amigos están más pendientes de lo que pasa en este lado del mundo. El otro día, mi prima me mandaba una noticia, digamos, curiosa.


(China) Convierte condones en gomas para el pelo.


La verdad es que me preocupó que no me sorprendiera mucho la noticia, no porque no sea una guarrada, sino porque a estas alturas, de los chinos ya puedo esperarme cualquier cosa.


El caso es que tirando un poco del link que me adjuntaba en su mail, llegué a la noticia original publicada en China Daily, el pasado 13 de Noviembre.


Este nuevo coledón, o coletero-condón (el nombre me lo invento yo, pero es que me ha parecido extremadamente fácil y obvio), gusta a los comerciantes, que ya han servido numerosos pedidos a bazares, pequeñas tiendas y centros de belleza, que también están apostando fuerte por este producto “reciclado”, ya que su precio es casi irrisorio: 10 coledones por 25 fen (unos 3 céntimos de euro).



Las ventajas para los productores y distribuidores están claras, pero ¿Cuáles son los problemas para el último consumidor? No pocos.


Los coledones fueron principalmente distribuidos en la provincia de Guangdong (el Cantón) al sur del país, y los doctores de dicha provincia aseguran que el uso de estos accesorios para el pelo podría causar el contagio de enfermedades como el SIDA, verrugas genitales y otras enfermedades de transmisión sexual.


Según el Dr. Dong, dermatólogo del hospital de la policía armada de Guangzhou (capital del Cantón) “Existen muchas bacterias y virus en los coleteros de goma fabricadas con preservativos usados. La gente podría infectarse al sujetar los coleteros con la boca mientras se recogen el pelo.”


Un periódico local, el New Express Daily, asegura que según algunas fuentes, este tipo de accesorios podrían también contener basura importada de otros países y que algunos “centros de entretenimiento locales” habrían contribuido con la materia prima necesaria, es decir, condones usados.


Eso sí, sigue sin conocerse al fabricante de tan revolucionario producto, ni el proceso que este utiliza para convertir los preservativos usados en coleteros de colores.


Por su parte la reacción de los consumidores fue tajante. Muchos desconocían el origen y las materias primas utilizadas en sus bonitos y vistosos coledones, que compraban en tiendas o que les colocaban en las peluquerías. Pero al enterarse, todos coincidieron en que es algo terriblemente antihigiénico y asqueroso.


El gobierno tampoco tardó en pronunciarse sobre el tema. Un oficial de la administración de industria y comercio de Guangzhou, declaró que va contra la ley producir o vender bienes fabricados a partir de condones usados, y que la administración perseguiría a aquellos que incumplan las leyes.


Parece mentira que el gobierno tenga que decirlo, y me parece peor aún que a nadie se le haya ocurrido la brillante idea en primer lugar. En las campañas de concienciación chinas deberían empezar a explicar que el reciclar es bueno para el medio ambiente, pero que todo tiene un límite.


Yo, por si acaso, y aunque la noticia sea del año pasado, voy a llevar el pelo suelto durante una temporada.


sábado, 18 de octubre de 2008

China no se reformó en un día


El emperador Romano Adriano, dijo una vez, mientras estaban construyendo el Imperio Romano "Brick by brick my citizens, brick by brick." (“Ladrillo a ladrillo, mis ciudadanos, ladrillo a ladrillo”)


Y eso es lo que el gobierno chino está haciendo, o mejor: es lo mismo, pero al revés: Están quitando, una a una, las piedras que conformaban el muro que les separaba del mundo (no literalmente claro, no están derribando la Gran muralla, no.) Pero si que van dando pequeños en su apertura a la comunidad internacional.


La última piedra: la extensión de la ley que regula lo que los periodistas extranjeros pueden, o no pueden, hacer en territorio chino.


En Enero del año pasado, de cara a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, entró en vigor una normativa que permitía a los periodistas extranjeros hacer entrevistas a organizaciones e individuos, sin tener que pedir permiso previo a las autoridades, como era necesario hasta entonces. A partir de esta fecha solo necesitaban el consentimiento del entrevistado.


La validez del paquete de nuevas reglas que incluía a su vez la libre circulación por el país de los profesionales de la información, sin tener también que pedir permisos especiales, terminaba ayer viernes. Y esta semana había dudas de si las renovarían, o simplemente volverían a la práctica habitual anterior.


Afortunadamente, según informa Xinhua, y de lo que se hace eco la BBC, parece que la norma referente a las entrevistas seguirá en pie. Auqnue, eso sí, permanece como incógnita si también renovarán la libertad de movimiento, ya que esto se presenta como algo seguramente más peligroso para el afán de control del gobierno.


Puede que no sea la medida completa deseable, pero algo es algo, y desde luego es más que nada.


Comentaba ayer con un amigo periodista español, que ha venido de visita, que uno de mis grandes temores era que tras los JJ.OO volvieran a cerrar/censurar el acceso a las páginas de Internet que habían abierto, de cara a la galería.


Esto ya lo he comentado muchas veces: ahora desde China podemos acceder a páginas antes censuradas, como por ejemplo la BBC, la CNN, Wikipedia o Amnistía Internacional. Todas ellas siguen abiertas a día de hoy. Y algunos me dirán, que incluso estando accesibles, los chinos no las visitan. Pero lo importante de la información es que esté ahí, disponible, para cuando los chinos estén preparados para conocerla. Y ahora tienen esa opción. Ahora pueden elegir.


Me da igual que venga alguien a decirme que no, que todo esto son solo medidas en la forma que no van a cambiar nada el fondo. Puedo estar de acuerdo en que son medidas de forma, pero, poco a poco tienen que ir, irremediablemente, calando en el fondo.


Y era evidente, aunque en China nunca puedes dar nada por hecho, que lo normal y deseable era que dejaran intactos estos pequeños signos de apertura, ya que en la posición que está ahora mismo este país, es más fácil dar un paso hacia delante, que uno hacia atrás.


Y si Roma, finalmente y con el tiempo, llegó a construirse, estoy segura de que china también llegará a reformarse.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El secreto de la longevidad China

Léia hoy en China Daily un artículo que me ha hecho pensar, una vez más, en el estilo de vida chino.


La Asociación de Gerontología China ha publicado una lista de los 10 ciudadanos de edad más avanzada de este país asiático.


El primero en la lista es Sadiq Sawut, residente de la noroccidental provincia uygur de Xinjiang. Este señor tiene 121 años. El abuelo Sadiq ha superado a Maihefu Zihan, de la misma región, que con 118 años ostentaba el primer puesto hasta ahora.


Que haya gente que supere los 100 años de edad no es lo que me ha sorprendido, lo que verdaderamente ha captado mi atención es la cantidad de ellos que hay en China. Según el periódico, es la provincia de “Xinjiang la que tiene la mayor proporción de centenarios del país, con 1.413 personas con más de 100 años”, o lo que es lo mismo “73 por millón”, mientras que la media china es de 23 por millón.


El evento para encontrar a los más viejos del país, tuvo lugar en Rugao, provincia de Jiangsu, conocida como hogar de la longevidad. Entre sus 70 millones de habitantes (dato de 2003), más de 6.300 ciudadanos superan hoy los 90 años y 251 los 100.


Y es que los cambios en la China moderna han incrementado la esperanza de vida de los chinos de 35 años en 1949, a 72 a día de hoy.


Esto ha hecho que el 11% de la población, 153 millones de personas, hayan logrado cumplir, actualmente, más de 60 primaveras.


Y yo me pregunto cómo es esto posible, en un país en el que, para empezar, no existe la sanidad pública. Sí, sí, como lo leeis: la República Popular de China, gobernada y administrada por el Partido Comunista Chino, y repito, Comunista, no tiene un servicio de sanidad de uso público para sus ciudadanos. De hecho la sanidad es muy cara. Ir al médico para que te prescriba una medicina para un simple catarro, le costará a un chino en Pekín alrededor de 500 Yuanes (unos 50 euros), lo que para muchos supone una cuarta parte de su sueldo. Os podéis imaginar lo que cuesta una operación de rodilla, por ejemplo. La abuela de un amigo mío tuvo que pagar unos 10.000 euros para poder operarse.


Por otro lado están las circunstancias históricas del país: el que ahora tenga más de 100 años ha pasado también por la guerra civil china y la revolución cultural de Mao, que mando a muchos a la reeducación en el campo sufriendo, durante años, frío y hambre en condiciones extremas, y aún así, han conseguido superar la barrera de un siglo de vida.


Según el artículo, el presidente de la asociación Li Bengong, asegura que una mente pacífica, tranquila, una familia armoniosa y un buen entorno son las claves de la longevidad.


Yo, por el contrario, y según lo que he podido ver en mi tiempo en la capital, una dieta muy equilibrada, y ejercicio diario, es lo que empuja a los chinos a superar el paso del tiempo. Además no hay que olvidar su mínima exposición a medicinas no naturales, aunque cada vez menos, pero todavía muy presente en esta sociedad asiática. Según un dicho chino, toda medicina tiene un 30% de veneno, incluso la medicina tradicional. De hecho, es una creencia popular, que es el veneno lo que te cura. Donde yo me tomo dos pastillas cuando me duele la cabeza, un chino, o no se toma nada, o pone un par de hierbas en agua hervida y se toma el caldo resultante, que normalmente huele mal y sabe peor.


Pero volviendo al ejercicio: Cuando llegué a la Pekín, una de las cosas que más me sorprendió fue la cantidad de gente mayor que había cada mañana en las calles haciendo ejercicio en unas máquinas, que al principio creía que eran columpios pero que resultaron ser bancos de entrenamiento, colocados por toda la ciudad por cortesía del gobierno. Pero es más, me sorprendí viendo a señores y señoras de más de 70 años con una flexibilidad que yo no tengo con menos de la mitad de su edad. He de decir que no estoy orgullosa de ello.


A diferencia de los mayores en nuestros países europeos, los chinos no se quedan todo el día en casa viendo la tele, desde muy temprano por la mañana salen a la calle a ejercitarse y a pasar la tarde jugando a las cartas o al ajedrez chino con los amigos en alguna esquina del barrio, y cuando llega la noche, después de cenar, a eso de las 7 y media se puede ver a muchos de ellos con su pijama ya puesto, dando un paseo antes de acostarse.


La costumbre se les inculca ya desde pequeños. Los niños de primaria hacen ejercicios diarios en el colegio y se les enseñan técnicas básicas de auto-masaje. Pero como siempre, los niños de ahora no son los de antes, y por muchos ejercicios que hagan a primera hora de la mañana, Mc Donald está haciendo muy poco por mantener la rica dieta china basada en arroz, pasta, verduras, carne y pescado. Yo vivo a mitad de camino entre un colegio de secundaria y una de estas sucursales de comida rápida americana, y veo como los escolares salen cada día a las 10 de la mañana al recreo y vuelven al patio cargados de Mcburguesas y patatas fritas de esas que parecen de plástico, llenitas de grasas polisaturadas, que desde luego no son nada sanas.


Añádele a esto las interminables horas de PSP y juegos on-line, y seguramente, estas nuevas generaciones estarán más globalizadas y occidentalizadas que sus predecesores, pero como en occidente, seguro que estos nuevos ciudadanos del mundo no llegarán a superar los 70 años de edad.


Daños colaterales de la globalización lo llamarán algunos, pérdida de las buenas costumbres lo llamarán otros. Pero sobre todo, lo que seguro que pierden, son años de vida.